Ms Puddle's Haven

No sé si es amor: Capítulo IV “Promesas”

¿Por qué está tan oscuro aquí? ¿No estamos supuestamente en la Colina de Pony? ¿Por qué Albert está vistiendo un traje oscuro ahora?

Completamente desorientada, no tenía idea de lo que estaba sucediendo. En cuanto miré a mi alrededor, me di cuenta que llevaba puesto mi camisón, y estaba sentada en la mecedora mientras que Albert estaba medio arrodillado frente a mí. Él estaba con su atuendo de trabajo, con la corbata aflojada y el cuello desabotonado. A pesar que se veía un poco cansado, todavía estaba tan guapo como siempre.

Con sus manos levantándose para sujetar protectoramente mi rostro, dijo, “Déjame darte una buena mirada, Candy. He estado fuera por poco más de seis semanas y no ha pasado un día sin que te haya extrañado.”

Sus palabras finalmente me despertaron de mi aturdimiento. Inmediatamente arrojé mis brazos alrededor de su cuello y le di un ligero beso en la mejilla, dando voces con gran alegría, “¡Albert, estás en casa!”

Él se rió de felicidad y envolvió sus fuertes brazos alrededor de mi espalda como respuesta. En ese momento, no pude evitar sino preguntarme si todavía estaba soñando, así que me aparté de él con el fin de tomar su rostro con mis manos, solo para asegurarme que él era real y tangible.

“Esto parece demasiado bueno para ser verdad,” expresé mi duda interna en voz alta. “Por favor dime que esto no es un sueño, Albert.”

Con una sonrisa divertida en su rostro, suavemente acarició mi nariz. “Te aseguro que estoy en casa contigo, Candy, y no voy a ir a ninguna parte esta noche.”

“A propósito ¿Qué hora es?” le pregunté en voz baja.

“Falta media hora para la medianoche, ¡así que llegué después de todo!” Respondió rebosante de alegría.

“Pero pensé que habías dicho que ¿No podías regresar hasta mañana?” Le pregunté con un dejo de confusión en mi voz.

Él suspiró mientras acariciaba mi rostro cariñosamente. “No quería darte falsas esperanzas a no ser que estuviera seguro de ello. De todos modos, George y yo trabajamos más duro y logramos terminar el trabajo en tiempo, así que fui directo a la estación del tren para correr a casa. De hecho, George todavía está en Nueva York y no regresará a Chicago hasta mañana al final de la tarde.”

“¡Oh, debes estar agotado!” dije en voz baja. Entonces me di cuenta que él aún estaba de rodillas así que rápidamente sugerí, “Vamos a sentarnos juntos en esta silla.”

Albert aceptó y me soltó mientras que lentamente se levantaba en toda su estatura. Cuando me dio la mano para ayudarme a levantarme, se escuchó un golpe seco en el suelo. Él se inclinó para recoger el libro y comentó, “Candy, acabas de dejar caer tu diario.”

“¡Gracias!” Me dio el libro y lo puse en una mesa de madera cercana.

En cuanto él se dejó caer en la mecedora, me senté rápidamente de costado en su regazo con ambas piernas sobre su lado izquierdo y con la espalda apoyada en su brazo derecho, colocando mis brazos alrededor de su cuello. Él puso su brazo derecho alrededor de mi cintura y me observó tiernamente con sus ojos azul cielo, rozando mi barbilla con las yemas de los dedos de su mano izquierda.

Un momento después, se inclinó hacia mí para rozar sus labios con los míos brevemente. “Feliz Aniversario querida esposa,” susurró en mi oído, lo que me hizo cosquillas y me hizo reír con nerviosismo y rápidamente añadió, “Siento haberte despertado hace un momento pero realmente quería que supieras que había llegado justo a tiempo.”

“¡Por supuesto que debías despertarme!” respondí sinceramente, pasando los dedos contra su mandíbula. “¡Feliz aniversario para ti también, mi príncipe! No puedo creer que nuestro primer año de casados ha pasado tan rápido.” Habiendo dicho eso, le di un fugaz beso en los labios en retribución.

Albert asintió coincidiendo. Su rostro sonriente irradiaba orgullo y dicha, y sus largos dedos enlazándose entre mis rizos cariñosamente. Él solía sentirse incómodo porque lo llamara ‘mi príncipe’, pero lo había aceptado al final. Algunas veces incluso me molestaba llamándome también princesa. Después de todo, esto era solo entre nosotros y el grato recuerdo de nuestro primer encuentro en la colina.

Entonces lo escuché, “Cuando me precipité en nuestro dormitorio, habían velas y regalos por doquier, pero no podía encontrarte por ninguna parte, así que vine a revisar primero esta habitación. ¿Sabes que estabas llorando y riendo en sueños en ese momento? Te escuché decir mi nombre unas cuantas veces y no hace falta decir, que también dijiste ‘mi príncipe’ más de una vez. Entonces, ¿Sobre qué estabas soñando?”

Le di una tímida mirada y respondí con una casta sonrisa, “Era sobre uno de los momentos más felices de mi vida. ¿Deseas adivinar?”

“Por supuesto.” Entonces, con sus ojos examinando mi rostro, lo meditó seriamente por un momento antes de intentarlo, “¿Soñaste sobre cómo llevé nuestra relación al siguiente nivel?”

“¿Qué quieres decir?” Pregunté, sinceramente confundida.

“¿Recuerdas el día que paseamos por el lago alrededor de Lakewood por unas cuantas horas, riendo y hablando?” Me explicó con una expresión apacible.

“Ah… ¿Te refieres a nuestro primer beso?” Le pregunté mientras sentía como mi rostro se estaba calentando por el rubor.

Él lo confirmó, con su rostro poniéndose sombrío no obstante, “Si… después tu querías volver a visitar aquel bosque y empezaste a llorar y a culparte por ser la responsable del accidente de Anthony. Así que te estreché entre en mis brazos y te dije que yo había sido quien había ordenado la cacería del zorro.”

Su voz aún se oía al borde del dolor, así que continué por él en tono triste, “Correcto, lloré tan intensamente sobre tu pecho después de saber que ambos compartíamos la misma angustia, y mis lágrimas arruinaron tu fina camisa.”

Asintió en silencio y yo comencé a recordar aquella tarde particular, cuando yo había estado llorando a gritos en sus amorosos brazos cerca de aquel bosque donde el fatal accidente había ocurrido. Después de un largo tiempo cuando mi llanto había disminuido, yo había levantado la cabeza para mirarlo. En el momento en que sus ojos llorosos habían mirado los míos, se había sentido como si el tiempo se hubiera detenido. Con sus ojos cautivadores sin apartarse de los míos y con su brazo izquierdo sosteniéndome con fuerza, su mano derecha había empezado a enjugarme suavemente las lágrimas de mi rostro, causando que mi pulso se acelerara y que mi cabeza diera vueltas. Poco tiempo después de eso, el suavemente había levantado mi barbilla antes de inclinarse y presionar sus cálidos labios contra los míos, lo que me había quitado el aliento y me había hecho sentir como si estuviera flotando en una nube. Ese fue el primer beso que compartimos, el cual fue agridulcemente hermoso e inolvidable.

En este preciso momento, Albert levantó su mano para acariciar mi mejilla y la tierna mirada de sus ojos me dio a entender que él estaba recordando el mismo incidente. Le hablé con un tono agradecido, encontrando su intensa mirada, “Ciertamente no hay palabras que puedan describir la euforia que sentí en ese entonces, cuando mi príncipe finalmente había hecho mi sueño realidad, al pasar un largo tiempo conmigo a pesar de su apretada agenda. Aquella noche, sentí como si algo dentro de mí había revivido y no podía dormir.”

Sin decir nada, él acortó la distancia entre nuestros rostros, con sus ojos fijos en los míos y sus dedos acariciando mi mejilla. Enseguida, puso sus dedos debajo de mi barbilla y levantó mi rostro, con su aliento cálido causando un hormigueo en mis labios. Cuando miré fijamente sus sorprendentes ojos azules, difícilmente podía creer que mi corazón palpitara como si nunca antes hubiera sido besada, lo que probablemente se debía al largo tiempo que habíamos estado separados. En ese mágico momento, su profunda voz disipó el silencio entre nosotros, “Mi mente tampoco me dejó dormir aquella noche… seguía recordando nuestros maravillosos momentos de ese día, especialmente el beso.”

Justo después de decir eso, colocó un suave y prolongado beso en mis labios, el cual nada tenía que ver con la pasión pero todo que ver con el amor y la devoción; era simplemente tan increíble y delicioso como la primera vez que nos besamos.

Cuando renuentemente nos separamos algún tiempo después, con mis dedos acariciando la firme piel de su barbilla, juguetonamente demandé, “Pero estás equivocado, Pequeño Bert. Adivina de nuevo, ¿Quieres?”

Exhalando un pequeño suspiro, parecía un poco desanimado. Después de algunas cavilaciones, reprimió un bostezo e intentó de nuevo, “¿Fue sobre la vez cuando te mostré la prueba de que por fin había anulado la adopción?”

“¿Te refieres al día cuando te devolví mi antiguo diario antes que me llevaras de nuevo a Lakewood un lindo día de primavera?”

“Si… como te he mencionado antes, tus cartas siempre mantuvieron mi espíritu animado e iluminaron los días tediosos. Posiblemente no puedes imaginarte cuanto ansiaba recibir una carta tuya en ese entonces. Pero después de recibir una carta en particular, en la que me habías descrito nuestros momentos en Lakewood, la continué leyendo una y otra vez durante el viaje de negocios. Finalmente, determiné llevarte a Lakewood una vez más tan pronto como estuviera libre de nuevo, con la intención de pedirte tu mano en matrimonio. ¿Te he dicho qué tenía de especial esa carta, Candy?”

“No,” fue mi tajante respuesta. “Tú solamente me has dicho que fue esa carta la que te impulsó, pero no me diste los detalles,” respondí mientras pasaba las manos con idolatría entre los suaves mechones de su cabello. Sacó una de mis manos de su cabello, aquella con el diamante del anillo de compromiso. Besó mis dedos e hizo una solicitud, “Es tu turno para adivinar, mi princesa.”

Entonces él separó mis dedos con los suyos para unir nuestras manos firmemente. Le sonreí, rascándome la cabeza con la mano libre mientras intentaba recordar el contenido de esa carta. Un momento después, cautelosamente pregunté, “¿Fue porque te pedí que guardaras mi viejo diario por mí?”

Él negó con la cabeza, sonriendo, “Claro, ese era uno de los factores.”

Hizo una pausa aquí, pasando las yemas de sus dedos afablemente alrededor de mi oreja para retirar algunos mechones de mi rostro. Entonces continuó, “Pero principalmente estaba increíblemente conmovido por tus palabras sobre estar agradecida con tus padres por haber sido abandonada en el Hogar de Pony de tal forma que pudiste conocerme.”

“¡Es cierto! ¡Yo dije eso!” alcé la voz ligeramente mientras golpeaba mi frente con la mano. Entonces dije lo siguiente desde el fondo de mi corazón, “Todavía siento lo mismo ahora, Albert. Soy muy afortunada por haberte conocido.”

Después de esto, le di un beso en la sien y murmuré contra su oído, “Mi vida hubiera sido tan deprimentemente diferente sin ti.”

Al parecer conmovido, se inclinó para darme un suave beso en la comisura de la boca y susurró, “Tú también eres una bendición para mí, Candy”

Entonces me abrigó entre sus brazos mientras que yo recostaba gustosamente mi cabeza sobre su hombro, envolviendo mis brazos alrededor de él. Aspirando su aroma que tanto había extrañado, reviví en mi mente el momento conmovedor cuando él me había propuesto matrimonio cerca de la cabaña del bosque. Estando en el bote con forma de cisne de Stear, él había confesado, “Candy, he anhelado hacerte saber esto. Tu rostro sonriente fue la primera cosa que vino a mi mente cuando recuperé la memoria y me di cuenta entonces, que estaba enamorado de ti sin saberlo.”

Su confesión había removido mi sentimiento, reconociendo que esto había sido lo que yo había querido saber. Había estado en lo correcto entonces. Él se había enamorado de mí, así que él había decidido esconderme su recuperación a manera de quedarse conmigo un poco más.

Poco después de eso, habíamos llegado a la orilla cerca de la cascada. Después que me había ayudado a bajarme del bote, sin soltar mis manos, se había agachado sobre una rodilla y dijo, “Candy, me encanta el brillo en tus hermosos ojos y tu sonrisa es todo lo que deseo ver cuando llego a casa después de un largo día de trabajo. ¿Quieres casarte conmigo?” Entonces él me había mostrado un brillante anillo. Estallando en lágrimas de júbilo, solo pude asentirle como respuesta.

Mientras tanto, rápidamente volví al presente y le dije a mi querido esposo, “¿Sabes una cosa? Aún recuerdo tus palabras exactas cuando me propusiste matrimonio.”

Él respondió con una suave risa de satisfacción mientras que aflojaba sus brazos con suavidad alrededor de mí, “Vamos a escucharlo.”

Entonces enderecé la espalda y le dije todos los detalles, recordando los momentos felices de ese día. Cuando terminé, se burló de sí mismo, riendo entre dientes con vergüenza, “¡Y había reparado el bote correctamente para que no nos mojáramos esa vez!”

Rompimos en carcajadas. Un par de minutos después, él rió con disimulo, “En realidad no me importaría pasar otra tarde contigo frente a la chimenea… te mirabas tan adorable estando envuelta en una manta.”

“Ay, ¡Por favor no vuelvas a recordarme eso!” reclamé, haciendo un puchero. Vi sus labios curvarse en una sonrisa llena de amor, con sus preciosos ojos azules mirando directamente los míos. “De hecho, también te ves adorable esta noche con tu camisón, Candy.”

Habiendo dicho eso, nos dimos otro dulce beso antes de decirnos el uno al otro “Te amo”, lo cual pronto inició un largo e intenso beso entre nosotros mientras que sus brazos rodeaban mi cintura abrazándome con fuerza y mis brazos rodearon su cuello, enredando mis dedos en su despeinado cabello.

Aunque este beso apasionado estaba excitándome, lamentablemente mi corazón todavía no estaba preparado. Por lo tanto, cuando sus manos empezaron a recorrer fervientemente mi cuerpo, me aparté del beso, jadeando en busca de aire. Él se quedó desconcertado, visiblemente confundido; con su rostro torciéndose en una suave mueca y con su corazón bombeando irregularmente contra mi pecho, habló entre dientes entrecortadamente, “¿Qué sucede, Candy?”

Me sentí mal y balbuceé, “Lo siento tanto, Albert. Es solo que… que no estoy-“

“Está bien…” me interrumpió, agitando la mano y jadeando fuertemente. “Solo dame unos minutos.” Entonces desvió su mirada y cuidadosamente retiró sus brazos de mi torso, indicando que estaba ejerciendo un esfuerzo para reprimir su deseo por mí por ahora.

“Albert…” dije en una voz apenas audible, sintiéndome arrepentida por esto. Entonces él respondió un momento después, forzando una débil sonrisa, “Entiendo… primero quieres hablar sobre tu sueño. Entonces, ¿Me estabas diciendo que volví a equivocarme?”

Justo cuando pensé que debería dejar de jugar este juego de adivinanzas, de repente él exclamó con emoción en sus ojos y en su voz, “¡De acuerdo! Creo que lo sé. Nada pudo ponerte más extática que nuestra noche de bodas, ¿Tengo razón?”

Notando una sonrisa de suficiencia y de complicidad en su rostro, su pregunta de inmediato envió un torrente de calor hasta mi cuello y mi rostro. Le di una fingida mirada asesina y lo reprendí, dándole suavemente un golpe en el pecho, “¡Simplemente eres incorregible, Albert!”

Con sus ojos azules brillando con picardía, replicó, fingiendo asombro, “¿Qué hay de malo con eso? Yo todavía recuerdo todos los detalles-“

Al instante lo hice callar colocando un dedo en su boca. Mi rostro se puso rojo y mi ritmo cardiaco se aceleró cuando los vívidos recuerdos de nuestra primera noche volvieron a mi memoria. “También yo lo recuerdo. ¿Cómo podría olvidar esa noche? Pero la respuesta es no.”

Como resultado, puso sus manos en alto como un gesto de rendición e imploró con una irresistible sonrisa, “Lo siento, Candy, me rindo. ¿Podrías ahorrarme tener que seguir adivinando y darme la respuesta ahora?”

Asentí de manera comprensiva mientras reunía mis ideas. Recordando mi sueño, mi rostro debe haberse puesto sombrío porque su sonrisa se desvaneció en segundos y su espalda se enderezó. “¿Pensé que dijiste que tu sueño era sobre un momento feliz?” inquirió con un aspecto de preocupación en el rostro.

Respirando hondo, afirmé asintiendo con la cabeza. Frunciendo las cejas, esperó pacientemente para que yo hablara. Después de un pensativo silencio, empecé, “Este fue el viaje de negocios más largo que has tenido desde nuestra boda, así que fue muy duro para mí a pesar de que continuabas enviándome postales de vez en cuando. Estoy feliz que mi fuerte participación en Corazones Puros y en otras obras benéficas me hayan mantenido ocupada.”

Recosté la cabeza sobre su hombro y continué, “Hace diez días, comencé a contar regresivamente con mis dedos los días que faltaban hasta el día en que te volvería a ver y he decorado nuestro dormitorio con muchas velas de varios tamaños y formas por nuestro aniversario. Así que cuando me informaste hace tres días que posiblemente no llegarías hoy, estaba terriblemente molesta y decepcionada. Esta noche, como debiste haberlo notado antes, las velas alrededor de la habitación estaban iluminando pero simplemente no podía soportar continuar durmiendo en nuestra cama sin ti a mi lado…”

Con un nudo en la garganta, sentí atragantarme y no podía continuar. Albert me sostuvo en sus brazos y preguntó con una voz reconfortante, “¿Entonces preferiste venir aquí para quedarte dormida en una dura silla de madera?”

Sintiéndome un poco avergonzada, repliqué, “¿Pero es qué no te gusta a ti también algunas veces pasar tu tiempo libre aquí conmigo? Has amueblado esta habitación para mí con tu sudor y tus lágrimas, ¿Recuerdas?”

“Sin duda alguna,” dijo en un tono nostálgico. “Este fue mi regalo sorpresa por tu cumpleaños después que habías regresado al Hogar de Pony. Desde el día en que tu compromiso fue cancelado, había exprimido mi tiempo en medio de mi apretada agenda y trabajé muy duro para asegurarme que estuviera listo para ti antes de tu cumpleaños. Entonces inesperadamente viniste a informarme que te ibas de Chicago para siempre…” Se detuvo, negando con la cabeza con tristeza y riéndose entre dientes con amargura al recordarlo.

“Bueno… en ese entonces yo no sabía…” comenté con voz pesarosa, acurrucándome más cerca de él. “De todos modos, te extrañé y me sentí deprimida esta noche, y en esta habitación podía sentir tu amor y tu presencia. Por lo tanto, me senté en esta mecedora, la cual hiciste con tus propias manos y saqué mi diario para leerlo. Estaba planeando leer algo agradable sobre nosotros para alegrar mi estado de ánimo, pero no pude evitar empezar por la primera página, donde había anotado los detalles sobre la época más turbulenta de mi vida. Creo que me quedé dormida después que había empezado a leer…”

Mi voz se hizo cada vez menos audible. Me besó tiernamente en la mejilla y habló en tono pensativo después de eso, “Candy, créeme, había estado viviendo en una lucha constante por meses y meses después que había recuperado la memoria; mi cabeza me decía que te olvidara pero mi corazón no podía hacerlo. En aquella noche nevada, me sentí desgarrado cuando no tuve más remedio que arrastrar mis pies fuera del lugar que solía llamar hogar, sabiendo muy bien que mi tiempo contigo se había terminado y no podía volver nunca más. Mi vida nunca volvió a ser la misma en los siguientes meses, como si una parte de mí se hubiera perdido.”

Así que Albert sabía exactamente de qué época estaba hablando. Sin decir nada, suavemente me reincorporé para que así pudiera tenerlo de frente y entonces nos miramos fijamente el uno al otro por un momento con los ojos llorosos. Desde la primera vez que había conocido a mi príncipe en la Colina de Pony, él había sido quien me había consolado durante los episodios desgarradores de mi vida, incluyendo la partida de Annie, la muerte de Anthony, la ruptura con Terry y la muerte de Stear. Pero el momento más difícil para mí fue cuando él había determinado esconderse de mí o mantener su distancia, sintiéndome como si hubiera perdido el ancla de mi vida.

Hablé entre dientes de forma incoherente como si estuviera hablándome a mí misma, “Desde que habías desaparecido, me sentí muy perdida y pasé muchas noches sin dormir, anhelando ver tu rostro otra vez… el paquete que me enviaste desde Rockstown me dio nuevas esperanzas… solo para hallarme después sintiéndome desilusionada.”

“Candy, sabes que para nada fue mi intención engañarte o perturbarte,” respondió seriamente con un aspecto de arrepentimiento, tomando mis manos con las de él y acariciándolas suavemente con sus pulgares.

En realidad, poco después que Albert se había confesado en la Colina de Pony, él había admitido que en efecto había arreglado el encuentro en Rockstown con la intención de llevarme hasta donde estaba Terry, pero el resultado lo había dejado considerablemente estupefacto, causando que él se preguntara si yo había desarrollado fuertes sentimientos por él.

Desde ese día, el incidente de Rockstown había sido enterrado en nuestra memoria. Después de todo, había involucrado a mi ex-amor, lo que había sido un tema bastante sensible en ese entonces. Aunque poco a poco pudimos hablar más sobre Terry sin sentirnos incómodos después de intercambiar varias cartas largas entre nosotros, raramente habíamos planteado este incidente de nuevo. Sin embargo, mi sueño me había afectado tanto que me sentí como si debiera abrirle mi corazón a Albert esta noche.

Entonces le escuché explicar más a fondo, “Como te había dicho antes, sinceramente pensé que mis sentimientos por ti eran unilaterales y que yo era solamente un hermano mayor para ti. Así que te envié aquel paquete a pesar de mi amor por ti, creyendo que nada podía hacerte más feliz que reencontrarte con-“

Sin dejarlo terminar, dije en tono reflexivo, “Albert, la verdad era que mi mente estaba completamente ocupada por ti y continué recordándome, que debía aferrarme a la promesa al final de tu carta de despedida de que nos volveríamos a encontrar. Por lo tanto, ciegamente me dirigí a un pueblo desconocido con la vaga esperanza de reunirme contigo. Gracias a ti, ese viaje me abrió los ojos para entenderme a mí misma. Debo admitir que todavía tenía una debilidad por Terry cuando lo vi tan deprimido en aquel supuesto escenario y derramé muchas lágrimas como consecuencia. Sin embargo, yo estaba absolutamente segura que haber roto con él en el pasado, había sido la decisión correcta y desde entonces yo había continuado con mi vida. Por lo tanto, cuando noté que él podía volver a ser el mismo, tuve la confianza que pronto superaría la depresión y fue cuando decidí irme de ese teatro temporal. Yo misma estaba sorprendida por el hecho que pude salir sin sentirme para nada culpable o responsable. En mi mente, deseaba todo lo mejor para Terry e incluso le insté para que regresara con Susana.”

Albert entonces comentó con una expresión amable en su rostro, “Y eso fue exactamente lo que me impactó más tarde, lo que me hizo darme cuenta que ya habías superado lo de Terry, algo que yo no había esperado que sucediera.”

“Si, pude finalmente cerrar ese capítulo en mi vida,” respondí, asintiendo lentamente y continué recordando, “De hecho, justo después que había dejado la carpa, mi corazón me dijo a quién deseaba ver, así que te busqué por todas partes a la mañana siguiente… pero terminé sintiéndome extremadamente decepcionada después de eso.”

Él tragó saliva y sinceramente se disculpó, “Lo siento, Candy, por favor entiende que mi intención era hacerte feliz y ayudar a Terry al mismo tiempo.”

Reconocí eso asintiendo con la cabeza de nuevo. “En cierto sentido creo que de alguna manera ayudaste a Terry porque algo debió haberle ocurrido ese día o un milagro había sucedido. Él ahora se encuentra muy bien con su carrera como actor y estoy más que feliz por él.”

“Entonces, ¿Por qué rechazaste la invitación de la Señorita Baker para ver la actuación de Terry como ‘Hamlet’ después que habías regresado al Hogar de Pony? Sabes que te animé para que fueras.”

Preguntó con una voz tierna mientras fijaba sus profundos ojos azules inquisitivamente sobre los míos. Sosteniendo su mirada, sencillamente respondí, “Porque me importaron más tus sentimientos que los míos, Albert.”

“Candy,” susurró mi nombre, tomándome entre sus brazos y abrazándome fuertemente. Entonces continué, “Sin duda tuve algunas luchas, en especial porque nunca tuve la oportunidad de ver su actuación adecuadamente, ni en Chicago ni en Nueva York. Una parte de mí quería hablar con él, pero me recordé a mí misma que le había prometido a Susana no volver a verlo. Aún más importante, atesoraba nuestra nueva relación, la cual todavía era frágil por esa época. Una clara señal, fue que ninguno de nosotros podía mencionar algo sobre mi antiguo diario que había escrito en Londres.” Terminé apretando mis brazos alrededor de él.

Completamente conmovido, Albert expresó su agradecimiento con la voz temblorosa, “Gracias por ponerme a mí primero.”

Entonces puso su suave boca sobre la mía con ternura. Su beso y su toque siempre lograban aliviar mi tristeza. Un momento después, rompió el beso y me recordó, “Candy, ¿No me dijiste que tu sueño era acerca de un momento muy feliz?”

“Si y no,” dije antes de empezar, “En mi sueño, recordé la época en la yo no sabía tus verdaderos sentimientos por mí y como yo había luchado todo ese tiempo hasta que tú finalmente terminaste con mi sufrimiento, al llegar a la Colina de Pony y confesar que tú eras mi primer amor. Ese fue el momento en que me despertaste y eso explica por qué yo estaba llorando y riendo en mi sueño.”

“Ya veo,” dijo en voz baja y permaneció en silencio por unos cuantos segundos. Con un aspecto nostálgico en el rostro, comenzó, “Al igual que tú, tampoco he olvidado nunca nuestro primer encuentro en esa colina porque habías logrado hacerme reír a carcajadas por primera vez desde que Rosemary había fallecido. También reíste conmigo y al ver tu sonrisa, se me levantó el ánimo y me hizo olvidar los problemas. Por lo tanto, siempre he amado tu rostro sonriente y siempre he recordado nuestra conversación de memoria. Solo que no había esperado que tú también te recordarías de mí.”

“Te he dicho esto muchas veces, Albert. No solo te recordaba sino también esperaba verte de nuevo en la Colina de Pony después de ese día. Tu medallón era la única prueba para mí que tú eras real.”

Me mostró rápidamente una sonrisa de satisfacción y continuó recordando, “Bueno, yo no sabía que una pequeña niña estaba esperando a que yo reapareciera y en ese entonces me fui a Londres para asistir a la universidad. Por lo tanto, años después de ese día en la Colina de Pony, no podía dar crédito a mis ojos cuando vi mi medallón colgando alrededor de tu cuello, después de haberte rescatado de la cascada. Así que cuando me enteré de cómo los Leagan te habían maltratado, decidí darte una mejor vida adoptándote.”

Entonces le mostré a Albert que estaba usando de nuevo su medallón porque había anhelado su presencia y afecto durante su viaje de negocios. Él admitió, “También te extrañé muchísimo, Candy, y me sentí justamente tan solo como tú lo has descrito. De hecho, posiblemente no puedo imaginarme ahora mi vida sin ti.”

En este punto, me armé de valor para preguntar la duda que estaba enterrada en mi cabeza, la que mi sueño había hecho resurgir. “Albert, he querido preguntarte algo por mucho tiempo, pero no sé si este sea el momento correcto.”

Rozando sus labios contra mi frente, respondió, “Por supuesto. Si eso te molesta, quiero escucharlo ahora.”

Así que aclaré mi garganta antes de inquirir, “¿Por qué no me pediste que me quedara en Chicago cuando te informé de mis planes para regresar al Hogar de Pony?”

Justo entonces, respondió con un largo suspiro, “Pensé que nunca lo preguntarías, Candy.”

Entonces se acomodó en la silla y comenzó de forma reflexiva, “En ese entonces, yo sabía muy bien que ambos éramos espíritus libres y que disfrutábamos de la libertad y de la naturaleza. Me dije que a pesar de que yo no podía perseguir el sueño de mi vida, no debería ser tan egoísta como para hacerte sufrir conmigo. En resumen, la razón para no retenerte en Chicago fue, ‘Te amo, así que te dejo ir’.”

Las conocidas palabras me golpearon al igual que una piedra y desataron los profundos sentimientos de mi corazón. Con un aspecto pensativo en su rostro, me preguntó “¿Aún recuerdas lo que te dije en el Magnolia cuando te llevé a casa después de la supuesta fiesta de compromiso?”

Le asentí con la cabeza, diciendo, “Claro. Desde aquella tarde, había pasado mucho tiempo meditando en tus palabras hasta que decidí irme de Chicago.”

Él se mantuvo en silencio por un momento, mirándome fijamente. Después, aclaró, “Después de que George te había recogido en la cabaña del bosque, el día anterior del forzado compromiso, yo había estado reflexionando por un largo tiempo aquella tarde sobre nosotros y sobre nuestro futuro. Podía presentir que tú sentías algo muy fuerte por mí a pesar de saber que yo era tu tutor, pero yo estaba renuente a confesar porque tenía miedo que tú no supieras que esperar una vez que estuvieras involucrada conmigo, con el patriarca de una anticuada familia de muchas tradiciones. Aunque me hubiera encantado tenerte a mi lado, no quería arrastrarte a una vida en la que yo me había sentido sofocado por años a causa de las responsabilidades y de las cargas, así que-“

Con la voz temblorosa, le ayudé a terminar, “Así que preferiste liberarme.”

Con una sonrisa forzada en su rostro, afirmó, “Correcto, o eso pensé… hasta que me dijiste que ibas a regresar al Hogar de Pony. Me debatía un poco en mi mente, pero me dije a mí mismo que debería sentirme feliz por ti que pudieras hacer algo para realizarte en la vida, a diferencia de mí, al estar atrapado en una jaula llamada ‘trabajo’.”

Hizo una pausa para darme una mirada de amor antes de continuar, “No obstante, podía decir que estabas alterada cuando te fuiste de mi estudio aquella mañana. Una vez escuché la pesada puerta cerrarse tras de ti, sentí como si mis sueños se habían hecho pedazos. Mi corazón deseaba correr detrás de ti pero mi mente no me dejó hacerlo. En lugar de eso, distraídamente me paré por la ventana, mirando fijamente hacia el jardín con la mirada perdida y diciéndome a mí mismo una y otra vez que no jugaría ningún papel en tu futuro y que debía dejarte encontrar tu propia felicidad porque estar conmigo solamente te deprimiría. Cuando sinceramente admiraba tu independencia y tu fuerza para hacer lo que pensabas era correcto, apareciste de repente en el jardín como si me estuvieras dando la última oportunidad. Después de decirnos adiós y que te habías ido perdiéndote de mí vista, me di cuenta que quizás te perdería para siempre. La siguiente cosa que supe, fue que las lágrimas habían llegado a mis ojos…”

Su voz era apenas más fuerte que un susurro ahora, con sus dedos acariciando cariñosamente mi mejilla mientras me observaba con una chispa en sus ojos. Sus facciones empezaron a volverse borrosas cuando las lágrimas habían ya nublado mis ojos a pesar que traté de evitarlas. Dije, con la voz temblando con sentimiento, “No sabía nada de esto… nunca me lo habías dicho…”

“Te amo, Candy. Siempre lo he hecho.” Dijo Albert, con la voz un poco inestable. Respondí presionando mis labios contra los suyos con afecto y apoyé mi cabeza en el hueco de su cuello y murmuré, “Yo también te amo, Albert. En ese entonces yo pensé que ya no sentías nada por mí y que por eso podías dejarme ir tan fácilmente.”

Rápidamente dijo, sujetándome protectoramente con sus brazos, “Bueno, tú sabes que ese no era el caso. Al verte desaparecer, sentí que mis ojos se irritaban por las lágrimas. Yo estaba estupefacto cuando menos, recordando que la última vez que había derramado lágrimas fue cuando mi difunta amada hermana había fallecido. Solo entonces reconocí cuanto significabas para mí. Tú eras la única persona quien realmente me conocía y que había compartido conmigo la alegría y el dolor. Así que severamente me reprendí por dejar que te alejaras de mi vida cuando todo lo que hice fue verte marchar.”

Silenciosamente, lágrimas escaparon de mis ojos mientras recordaba mi turbulencia emocional de ese día. Albert me apretó más contra él cuando sintió mis lágrimas en su cuello, estrechando el abrazo. Un momento después, continuó, “Por lo tanto, me determiné a correr el riesgo revelándote que yo todo el tiempo fui tu primer amor. Tenía miedo que pudiera arruinar tu sueño porque el que estaba en tu memoria era tan joven como Anthony, incluso pensé que podía ser que me rechazaras, pero al menos yo no me arrepentiría por el resto de mi vida.”

Solté su agarré y me enderecé. Cuando fijé mis ojos en sus hermosos luceros, comenté, “Estoy muy contenta que lo hayas hecho. Algunas veces me pregunto qué hubiera sucedido con nosotros si tú hubieras continuado ocultándome este hecho.”

Él me regresó la mirada y me respondió con una triste sonrisa, “¿Quién sabe? Pero en cierto sentido, tu partida provocó mi decisión de revelarte este secreto guardado por mucho tiempo, el que yo había estado posponiendo inconscientemente.”

“Tú sabes que no fue mi intención amenazarte marchándome de Chicago,” dije en voz baja.

Prontamente negó con la cabeza y aseveró, “No, no… todo lo contrario. De hecho, fue una llamada de atención para mí y debo darte las gracias. No recuerdo ahora cuánto tiempo estuve esperando por tí ese día en la Colina de Pony, reflexionando sobre cuál era la mejor manera para revelarte mi secreto. Cuando por fin apareciste, vi las lágrimas correr por tus mejillas, así que me armé de valor para hablar más alto. Para mí alivio, captaste el significado de mis palabras en muy poco tiempo y sentí como que si un peso acabara de ser quitado de mis hombros cuando empezaste a correr hacia mí con una sonrisa extática en el rostro, lo que indicaba que me estabas aceptando por quien era yo.”

Entonces rápidamente le dije, “Albert, ¿Sabes cuánto significa para mí que me abras tus brazos? Antes de ese día, había pensado que yo no había sido lo suficientemente buena para ser esa persona especial para compartir su vida contigo, pero esos brazos me dijeron que estabas dispuesto a recibirme en tu vida, y yo estaba feliz más allá de las palabras.”

Me miró con la boca abierta, abriendo bien los ojos, evidentemente estupefacto. Creo que él nunca había pensado sobre esto desde este punto de vista, así que añadí, “Por lo tanto, tus posteriores cartas para mí tuvieron profundos significados. Te abriste y escribiste mucho sobre ti, del dolor de tu infancia y más que todo de tus más íntimos sentimientos. Mis lágrimas frecuentemente manchaban tus largas cartas porque finalmente estabas compartiendo conmigo una porción de tu emparedado.”

“Ah sí… el emparedado que compartimos arriba de un árbol,” comentó en tono reflexivo.

Solté un suspiro antes de decir, “Si, mientras estábamos sentados juntos en ese árbol, me propusiste que compartiera contigo la angustia y la felicidad desde ese momento en adelante. Sin embargo, tu no compartiste lo tuyo conmigo, no hasta después que habías revelado el secreto de que tú eras mi príncipe.”

En este punto, confesó con el rostro serio, “Candy, en ese entonces realmente había querido hacerlo con todo mi corazón, yo quería compartir tu carga en la vida.”

“Pero estabas escondiéndome la verdad…” repliqué en tono triste con los ojos clavados en los de él.

Con su penetrante mirada fija en mí, estudiando mi rostro, preguntó, “Pero ahora ya sabes por qué hice eso, ¿Cierto, Candy?”

“Sí,” susurré mientras sentía las lágrimas de nuevo asomarse por mis ojos. La breve respuesta fue casi inaudible, pero sabía que él me escuchó.

Entonces me tomó ambas manos y explicó con seriedad, “Yo tenía miedo de que te perdería o te ahuyentaría, así que preferí esconder la verdad con el fin de continuar la reconfortante vida contigo.”

Le di una sonrisa de disculpa, pero no obstante una lágrima lentamente atravesó mi mejilla. Albert vio la lágrima y usó su pulgar para enjugarla suavemente. Entonces añadí, casi tartamudeando, “Pero entonces tú más bien me habías dejado sin dejar rastro… en lugar de decirme la verdad sobre quien eras tú.”

Con sus ojos fijos en los míos, suplicó desesperadamente, “Candy, no tenía excusa. Así que una vez más, por favor perdóname.”

Cuando le asentí con la cabeza, continuó enjugando el resto de mis lágrimas en mi rostro con sus dedos llenos de ternura y dijo, “Te he prometido antes que sería honesto contigo. Déjame confirmarte mi promesa ahora. Como si esto fuera poco, haré mi mejor esfuerzo para estar ahí para ti y no te dejaré nunca más.”

Por tí por el cielo y luna que vez,
Que yo, soy la sombra que deja tus pies.

Cuántas preguntas sin hacer,
En tu mirada puedo ver,
Ten la total seguridad,

Que yo, estaré dispuesto a vivir,
Miles de siglos junto a ti,
Si tuve algún error, arráncame el corazón.

Juraré por el cielo y luna que vez,
Juraré
Que yo, soy la sombra que sigue tus pies,
Juraré

Que mi corazón, por tí latirá,
Que solo morir nos podrá separar.
Juraré.

El mundo entero te daré,
Todos tus sueños cumpliré,
Nuestros recuerdos construiré.

Y así (así) con las canas en la sien,
No me preguntes si te querré,
Porque si el tiempo se va, mi amor por tí seguirá.

Juraré (juraré) por el cielo y luna que vez,
Juraré (Juraré)
Que yo (que yo), soy la sombra que sigue tus pies,
Juraré (Juraré)

Que mi corazón por tí latirá,
Que solo morir nos podrá separar,
Juraré

Juraré (juraré) por el cielo y luna que vez,
Juraré (juraré)
Que yo, soy la sombra que sigue tus pies,
Juraré (juraré)

Que mi corazón (que mi corazón) por tí latirá
Que solo morir nos podrá separar.
Juraré, Juraré, Juraré [1]

Su confesión me derritió las entrañas y mi respiración se detuvo en mi garganta. Entonces él añadió, con voz firme, “También te prometo que te compartiré mis cargas y mis alegrías. ¿Podrías hacer lo mismo conmigo, Candy?”

Respiré hondo y respondí con determinación, “¡Sí!”

Enseguida, comenzamos a acariciarnos nuestros rostros con la dulzura de nuestras manos. Mientras miraba profundamente sus ojos, sentí que podía hundirme en esos estanques azules de luz. Sabía que era pasada la medianoche, y que Albert estaba probablemente agotado ahora, pero el hecho que podíamos desnudar nuestros corazones y nuestras almas el uno al otro en este día especial, era sumamente importante para mí.

Entonces escuché su dulce voz, “Candy, ¿Te dije que eres linda incluso cuando lloras? Pero por supuesto, te miras más linda cuando sonríes.”

“Albert…” susurré, con mi rostro cambiando a una sonrisa.

Él afablemente dijo, tomando mi rostro entre sus manos, “Cuando estuve de viaje, extrañé todo de ti.”

“También yo,” respondí en seguida mientras recorría con los ojos de principio a fin, sus cabellos ondulados de una manera idólatra.

“Extrañé tus pecas, tu sonrisa, tus ojos y tu cabello.” Sus manos se movieron a la parte posterior de mi cuello antes de colmarme de suaves besos en la nariz, las mejillas, el cabello y los párpados.”

“De hecho, también soñaba con besarte cada noche,” susurró en mi boca antes de capturar mi labio inferior y mordisquearlo muy suavemente con amor, dándome escalofríos. Así que respondí tirando con cuidado su labio superior entre mis labios, y alternamos tomar los labios superiores e inferiores del otro por un rato hasta que él, finalmente selló mis labios con los suyos. Mientras nos besábamos con abandono, dejamos nuestros pensamientos atrás y nuestras manos estaban afanosamente explorando el cuerpo del otro como que si estuviéramos compensándonos por el tiempo perdido al estar separados. En cuestión de segundos, mi deseo por él se encendió en mí como fuego, y metí mis manos debajo de la chaqueta de su traje, separándola y deslizándola por sus hombros, para que yo pudiera sentir su cuerpo debajo de la delgada camisa cuando mis manos deambularon a través de sus anchos hombros y su musculoso pecho. Me sentí derretirme en sus brazos cuando sus besos estaban volviéndose más hambrientos y más demandantes. Mientras luchaba por quitarle la corbata, sus manos se deslizaban inquietamente de arriba abajo por mi columna vertebral, apretándome posesivamente a su atlético cuerpo, lo que hacía que mí corazón se acelerara como loco. Todo el tiempo que nuestros labios continuaron unidos entre sí con pasión, su lengua entrelazaba la mía. Antes de darme cuenta, sus besos ya habían viajado de mis labios a mi cuello. Cuando rozó suavemente mi piel donde mi pulso latía frenéticamente, un gemido de placer se escapó de mi garganta. En ese instante, él súbitamente detuvo su avance y suplicando con la voz ronca dijo, “¿Vamos a nuestro dormitorio ahora?”

No pude haber sido más rápida para acceder a su petición, con mis brazos ya puestos alrededor de su cuello. Vi el ardiente deseo en sus ojos, y yo lo deseaba tan desesperadamente que dolía físicamente. Él deslizó un brazo debajo de mis rodillas y el otro detrás de mi espalda, levantándome sin esfuerzo de la silla. Cuando me estaba llevando hacia el dormitorio principal ubicado en el mismo nivel, mis ojos no habían dejado de ver ni un solo instante su esculpido rostro y mi corazón palpitaba en anticipación como un taladro.

Tan pronto como cruzamos el umbral de nuestra habitación, Albert cerró la puerta con su pie y me llevó a nuestra cama con pasos apresurados. Una vez me bajó con suavidad, nos sentamos en la orilla de la cama y empezamos a besarnos con pasión, desvistiéndonos el uno al otro con rapidez al igual que niños pequeños que están desenvolviendo impacientemente sus tan esperados regalos de navidad.

Oh cuanto extrañé tener intimidad con mi amor—sentir su calor, su piel desnuda contra la mía. Esta noche significó todavía más para mí ya que celebramos nuestro primer aniversario haciendo el amor con una intensidad increíble, la forma más bella que Dios planeó para que un hombre y su mujer expresen su amor con devoción entre sí.

Albert siempre lograba hacerme sentir muy especial, tan querida y amada. Era muy bueno usando su boca y sus manos para satisfacerme, incluso mejorando con el tiempo. Yo gemía y jadeaba sin poder contenerme cuando las sensaciones aumentaron y me perdí en puro éxtasis cuando hicimos nuestra danza en perfecto ritmo y armonía, con nuestros cuerpos fundiéndose juntos como uno. Después que gritara mi satisfacción, él pronto dejó escapar un fuerte gemido de placer. Entonces se desplomó encima de mí y me besó la mejilla antes de enterrar su rostro en el hueco de mi cuello, sudando y jadeando.

Completamente agotados y satisfechos, nos acurrucamos después de hacer el amor mientras permitíamos a nuestros agitados cuerpos calmarse, escuchando la rápida respiración del otro. Enterré mi rostro en el abrasador calor de su sólido pecho, abrazándolo con mis brazos mientras estaba recostada sobre él. Sintiendo su mano acariciar mi cabello y su corazón latir fuertemente contra mi mejilla, susurré, “Te amo, Albert.”

“También te amo, Candy,” dijo, todavía agitado. “Tú me has hecho el hombre más feliz sobre la tierra.”

Levanté la cabeza ligeramente para mirarlo. Una gran sonrisa curvó su boca, con sus ojos observándome con ternura. Así que me acerqué a él y le di un suave beso en los labios antes de recostar la cabeza sobre su hombro. Él olió mi cabello, capturando mi aroma y besó suavemente la coronilla de mi cabeza.

Después de un momento de silencio, suavemente pasó sus dedos por mi cabello y comentó en un tono suave y afable, “Se sintió tan bien estar haciéndote el amor, Candy.”

“Estoy muy feliz de escuchar eso,” respondí, sintiéndome complacida. Entonces me apoyé contra él un poco, sosteniendo fuertemente su rostro con las manos e inclinándome para susurrar contra sus labios, “Eres un gran amante, Albert.”

Entonces nos besamos de nuevo, un largo y persistente beso esta vez, con nuestros brazos pegados alrededor del otro como si no pudiéramos expresar lo suficiente nuestro amor.

Cuando finalmente rompimos después el beso, Albert comentó, jadeando suavemente, “Algunas veces me pregunto si este solo es un dulce sueño y que al final un día me despertaré para descubrir que todavía estoy tan solo como antes y que tú estás viviendo en el Hogar de Pony, lejos de Chicago.”

Negué con la cabeza con firmeza y le aseguré, “Es mi turno para decirte que este no es un sueño, mi príncipe. Voy a quedarme contigo hasta el final y nunca llegues a pensar en liberarte de mí.”

Él dejó escapar una divertida risita y me metió entre sus brazos. Presionó su rostro en mi cabello y respiró hondo, diciendo, “Candy, me encanta el olor de tu cabello. Extrañé mucho este olor durante el viaje tanto que me estaba volviendo loco.”

“¿Solo mi cabello?” pregunté levantando las cejas coquetamente, apartándome de él mientras acariciaba su pecho con las yemas de mis dedos.

“Por supuesto que no. ¿Quieres que sea explícito?” replicó, sonriendo ampliamente con los ojos brillando con picardía.

Me reí a carcajadas y él me atrajo de nuevo a él y me besó una vez más antes de soltarme. Entonces acurrucándonos, permanecimos callados por un tiempo. Todavía no estábamos dormidos pero tampoco estábamos completamente despiertos. A estas alturas, el golpeteo salvaje de mi corazón había disminuido. Me rendí ante la fatiga y dije con una voz somnolienta, “Buenas noches, mi príncipe, una vez más feliz aniversario.”

Él respondió, sonando también cansado, “Feliz aniversario a ti también, mi princesa, y buenas noches.”

Casi tan pronto como cerré los ojos, caí en un profundo y placentero sueño.

Capítulo V: “Almas Gemelas” (Parte 1)

=o=o=o=

Nota de la Autora:

Espero que disfruten leyendo este capítulo y ¡estaré feliz por saber de ustedes!

Fui inspirada por la canción de Phil Collins’ song “Against All Odds” cuando estaba escribiendo la confesión de Albert.

Este capítulo es principalmente mi imaginación, basado en el manga y en los extractos de Candy Candy Final Story (CCFS) y en la antigua novela Candy Candy, especialmente la correspondencia entre Albert y Candy en ambas novelas. No incluí las referencias aquí porque los datos están esparcidos por todos lados. Si estás interesada/o en obtener más información, por favor siéntete en la libertad de contactarme.

En CCFS, no estaba explícito con quien se casó Candy, pero yo firmemente creo que Albert y Candy se casaron no mucho tiempo después de la última carta que Candy le envía a Albert en el epílogo de CCFS. Esa carta en particular más la carta de ella para Anthony justo después del viaje a Lakewood, me dieron la sensación de que Candy estaba lista para una nueva vida junto a Albert. Para su interés, pueden leer mi historia corta “El diario”.

También he hecho una suposición en esta historia, que Albert y Candy se casaron antes de la muerte de Susana. Claro, esta solo es mi interpretación de los extractos de CCFS.

Nota de pie de página:

[1] “Juraré” de All-4-One (1994). Letra oficial de la versión en español. No es la traducción de la letra original en inglés.

Exit mobile version