Ms Puddle's Haven

El Amor Nunca Falla Capítulo 1: La despedida

El Amor Nunca Falla

Por Ms Puddle

Disclaimer: Candy Candy y todos los personajes pertenecen a Kyoko Mizuki, las imágenes a Yumiko Igarashi y el ánime a Toei Animation.

Introducción:

En Candy Candy, creo que Albert y Candy están hechos el uno para el otro. Desafortunadamente, Albert ha estado suprimiendo sus verdaderos sentimientos hacia Candy, quien parece seguir extrañando a Terry. Sin embargo, pienso que después de la desaparición de Albert, Candy finalmente se da cuenta de a quien le pertenece su corazón y que en realidad lo extraña terriblemente. Para ser honesta, me siento frustrada con el final abierto de Candy Candy, por lo que giré un poco la trama en este fanfic. Principalmente basado en la versión del manga. ¿Qué sucedería si Candy se enterara de los sentimientos que Albert guarda para ella y que van más allá del simple amor fraternal? ¿Y qué sucedería si Albert recuperara la memoria tiempo después?

El título de mi historia lo tomé de la Biblia, inspirado en la excelencia del amor:

4 El amor es paciente, es benigno. El amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece.

5 No hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor.

6 No se goza de la injusticia, más se goza de la verdad.

7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

8 El amor nunca falla.

1 Corintios 13

Por favor tomen en cuenta que recibo cualquier comentario (ya sea positivo o de crítica constructiva, excepto las provocaciones). Muchas gracias por su interés. Espero que disfruten la lectura tanto como yo disfruto al escribirla.

Mi más sincero agradecimiento a SweetCandyAndley por invertir su precioso tiempo en la traducción de esta historia al español. Ésta versión no habría existido sin su tremendo esfuerzo. ¡Gracias Amiga!

Ms Puddle.

Capítulo 1: La despedida

Conforme el sol se hundía en el horizonte, Albert iba de camino a casa desde el trabajo. Al acercarse, se sorprendió gratamente al ver que Archie y los demás ya lo estaban esperando afuera del edificio de departamentos.

“Chicos, llegaron antes de tiempo.” Les dijo Albert con una sonrisa en su rostro, claramente feliz de verlos. Pasó sus dedos entre sus cabellos ondulados y exclamó, “No tenían que venir, ¿saben? En realidad puedo cuidarme yo solo…”

Antes de que Albert pudiera terminar de hablar, Archie observó, “Buen corte de cabello, Albert. ¡Te queda bien!”

Archie era a menudo muy observador al igual que su novia. “Sí, es lindo” Annie intervino alegremente. Le parecía que Albert se veía más joven con el cabello corto.

“Gracias. Lo hice yo mismo.” Les respondió Albert, frotando su nuca, mientras intentaba acostumbrarse a su nuevo corte. En ese momento, Annie agregó, “¿Recuerdas que prometimos venir a visitarte todos los días mientras Candy se encuentre en Broadway?”

Albert asintió sonriendo y dijo, “Gracias por venir. Se los agradezco”.

“De nada”, dijo Stear, incluso sus ojos estaban alegres. “Por supuesto, sabemos que puedes cuidarte solo, además sabemos que eras tú quien cocinaba para Candy todos los días.”

Todos rieron abiertamente. Un momento después, Stear añadió, “En serio, somos amigos, ¿no es cierto? ¿Acaso no quieres que te hagamos compañía? ¿No crees que está muy silencioso sin el parloteo excesivo de Candy?”

Albert asintió sin decir palaba, las esquinas de sus labios se curvaron en una tierna sonrisa. Sí, sin duda… está todo muy callado sin ella.

“Sí, y tú eres como un hermano mayor para todos nosotros”, agregó Archie. “Después de todo, debemos cumplir la promesa que hicimos, para que Candy se sienta tranquila.”

Conforme Archie hablaba, su hermano y las chicas descargaban las compras que traían en el auto. Entonces Albert les ofreció su ayuda, “Damas, por favor dejen que yo me lleve todo esto.”

No era la primera vez que este grupo de amigos cenaba reunido, y nunca se quedaban sin temas de conversación. Cuando Albert les contó que Candy, una completa dormilona, se había apresurado a tomar el primer tren del día, Stear se acomodó los lentes en su posición correcta y les dijo, “Adivinen ¿qué? Fui esta mañana a despedirla.”

“¿En serio?” Albert comentó con un brillo en su mirada. “Que detalle de tu parte.”

Stear le sonrió. “Ella estaba tan ansiosa por el viaje, que le deseé lo mejor para el futuro con Terry. Saben, Candy ha tenido muchas altas y bajas desde que la conocimos, y ella merece ser feliz ahora.”

“Así es.” Albert estuvo de acuerdo y se expresó firmemente. “Yo también quería ir a despedirla, pero ella no me dejó. Le preocupaba que pudiera resfriarme. Algunas veces creo que es sobreprotectora…”

Conforme su voz se iba apagando hasta convertirse en un suspiro, sus amigos rieron, sabiendo que Candy podía llegar a actuar como una hermana mayor con todos ellos de vez en cuando. Poco sabían de la verdadera razón por la que Albert quería despedirse.

Cuando sus risas disminuyeron, Albert comentó, frunciendo seriamente el ceño, “Ahora que lo mencionas, raras veces Candy habla acerca de sus pesares en el pasado… quiero decir, ella me lo ha comentado a grandes rasgos, pero cada vez que quiero profundizar en el pasado, ella prefiere enfocarse en sus historias de amor.”

Los hermanos fueron tomados por sorpresa, principalmente el menor. Sólo pudo quedarse contemplando a Albert, sin poder creer que Candy le hubiera contado acerca de sus amores pasados, que principalmente estaban llenos de lágrimas y corazones rotos. Cuando Archie empezó a preguntarse cuánto realmente sabía Albert, escuchó la voz de su hermano diciendo, “Hablando de su amor, Albert, ¿sabes qué? Es una lástima que no hubieras conocido a nuestro primo Anthony, el primer amor de Candy.”

Stear ya se había recuperado y ahora podía expresarse tranquilamente. Se imaginaba que incluso si Albert lo sabía todo entonces no tenía nada que esconder. Hacía mucho tiempo ya desde que Stear había aceptado que Candy sólo lo mirara como un buen amigo, y había continuado al lado de Patty.

“No, Stear, me parece que el primer amor de Candy es otro chico.” Lo corrigió Albert.

“¿Es eso verdad?” Exclamó Archie, visiblemente sorprendido, pero unos segundos después recordó algo, “Ahora recuerdo… Anthony me mencionó algo como eso. No mucho después de que Candy fuera adoptada por el Tío William. Anthony me dijo que Candy había conocido a otro chico que se parecía mucho a él.”

Habiendo dicho eso, Archie tomó el rumbo de la conversación, algo preocupado de que Albert hablara de su enamoramiento con Candy. “Hablando de parecidos, Albert, tú te pareces a una versión adulta de Anthony, ahora que tienes el cabello corto. Aunque tu cabello es más ondulado, parece que tienen un tono similar, y creo además, que tienen el mismo tono de azul en los ojos. Sin mencionar que siempre llevas esa sonrisa gentil en los labios.”

“Mmh…Creo que tienes razón, Archie”, Annie estuvo de acuerdo, mientras estudiaba las facciones de Albert. “Aunque no llegué a conocer bien a Anthony…”

“Interesante…” Murmuró Albert introspectivamente. “¿Eso quiere decir que también me parezco al primer amor de Candy?”

Albert fingió ser encantador, y su sentido del humor hizo que los demás se rieran más abiertamente. Cuando la risa se redujo, el genio inventor entre ellos levantó la voz en un tono repentinamente solemne, “Albert, creo que sé porque Candy raramente habla de su dolor en el pasado.”

La seriedad de su voz hizo que los demás retuvieran la respiración por un instante, y Stear explicó, “Candy es una chica de buen corazón y con frecuencia está dispuesta a perdonar.”

Fue entonces que Stear comenzó a relatarles lo mal que los Leagan habían tratado a Candy, convirtiéndola en una esclava infantil, y como los niños malcriados, Neil y Eliza, habían agregado más miserias a su vida al acusarla injustamente de ladrona, una acusación que se aceptó fácilmente debido a que provenía de un orfanato.

Al escuchar acerca de la dolorosa infancia de Candy, Patty parpadeó para retener las lágrimas que amenazaban con escapar y descender por sus mejillas. Ella no sabía mucho al respecto porque había conocido a Candy como una niña rica que se hospedaba en una habitación lujosa. Posteriormente, se enteró que Candy era una huérfana que solía trabajar para los Leagan, pero Candy siempre le pareció fuerte y optimista.

Por otra parte, Annie se sintió incómoda, al recordar aquellos días cuando no podía admitir su propio pasado y lo sorprendida que se sintió cuando Candy, como sirvienta en casa de los Leagan le entregó un caballo. Entonces, Archie pasó un brazo sobre sus hombros mientras decía, “El día que Annie vino a visitarnos en la mansión, Candy se enfrascó en una pelea con Neil, la que terminó lastimando a Anthony. Entonces Candy, sintiéndose avergonzada o algo parecido, escapó y desapareció.”

Los hermanos Cornwell recordaron vívidamente esa terrible noche cuando ninguno de ellos pudo dormir. “Estábamos tan preocupados por ella, preguntándonos donde estaría. Esa noche, cada uno de nosotros escapó a escondidas, buscándola a lo largo del río. Entonces nos encontramos y descubrimos que Anthony se había lastimado en el proceso”, Archie continuó en un suspiro.

“Continuamos buscándola por todas partes, esperando que no se hubiera ido muy lejos. Sabíamos que el río llegaba a una gran cascada, pero ni siquiera nos atrevimos a pensar en ello.” Stear describía con un tono serio de voz. Entonces cuestionó, “Albert, Candy debió haberte contado que fuiste tú quien la salvó en la cascada, ¿verdad?

“Sí.” Albert admitió, escuchar este relato le dolió tremendamente. Él estaba consciente de las dificultades que Candy había tenido en el pasado, pero ella había pasado por alto algunos detalles. Sin embargo, incluso los hermanos Cornwell desconocían que la travesura de Neil había sido la razón principal por la que Candy había hecho enojar a Anthony, y que ella había terminado sola, en el río sin saber del peligro que la aguardaba.

Albert continuó el relato en un tono pensativo, “Ella estaba dormida en un pequeño bote, y cuando despertó más tarde, no pudo hacer nada más que observar como el bote se estrellaba contra una roca o algo cerca de la cascada. Como resultado, ella salió disparada hacia los rápidos y perdió el conocimiento después… pero no es necesario decirles que no recuerdo la razón por la que me encontraba ahí en primer lugar.”

Archie asintió y agregó, “Pero cuando milagrosamente ella regresó con nosotros, no podíamos estar más felices. Más tarde, supimos que los Leagan la habían despedido, así que intentamos ayudarla pidiéndole a la Tía Abuela que la adoptara.”

“Desafortunadamente, sólo podía aceptarla como sirviente en la casa”, Stear continuó. “Así que resultó que los tres habíamos escrito cartas individuales al Tío William, con la misma finalidad en mente, rogarle que adoptara a Candy”.

“¡Entonces, eso es lo que pasó!” dijo Patty, sus ojos se iluminaron. Annie se le unió al decir, “Su Tío William fue muy generoso con Candy, y le consiguió el mejor dormitorio en el colegio en Londres.”

Albert asintió en reconocimiento. “Aunque Candy no ha conocido a su padre adoptivo, y aunque él nunca contesta sus cartas, Candy está más que agradecida por su bondad. Aun así ella no ha dicho mucho acerca del Tío William.”

Albert había comentado eso, porque quería saber más acerca de Candy, la persona que actualmente más apreciaba en su vida. Tal vez los hermanos Cornwell pudieran llenar los espacios en blanco. Sin embargo, Stear se encogió de hombros resignadamente. “Albert, Candy no tiene mucho que decir acerca del Tío William porque ninguno de nosotros lo conoce personalmente.” Comentó Stear en un tono uniforme, pero continuó para enfatizar su significado. “Pero sin duda, el Tío William tiene autoridad absoluta en nuestra familia; nos concedió nuestro deseo al enviar a George, su asistente personal de confianza, para rescatar a Candy en su camino a México; incluso la Tía Abuela tuvo que ceder ante su voluntad.”

Mientras los hermanos contaban sus recuerdos, y Albert escuchaba más acerca de lo que había ocurrido con Candy, más la extrañaba. Para ese momento, Candy ya se habría reunido con su amor en Nueva York. Repentinamente, ni Stear ni Archie tenían ganas de continuar su relato. En ese momento Albert entendió su resistencia de hablar acerca de su finado primo, y recordó cómo las cálidas lágrimas corrían por las mejillas de Candy la primera vez que mencionó el fatal accidente después de su adopción. Aun se culpa por la muerte de Anthony, pobre Candy…

Entonces Albert dijo amablemente, “Candy ya me contó acerca de la cacería del zorro, y por qué decidió dejar Lakewood después.”

Los hermanos suspiraron uno después del otro, un momento después Archie dijo con nostalgia, “Stear y yo queríamos encontrarla, pero el Tío William decidió enviarnos a todos a Londres, y muchas cosas ocurrieron desde entonces.”

Todos se quedaron callados como si quisieran terminar sus platos. Fue Patty quien rompió el silencio después de un tiempo, “Albert, ¿sabías que la primera vez que te conocimos en el zoológico, ya sabías todos nuestros nombres como si nos hubieras conocido antes?”

“Sí, ¡eso fue asombroso!” exclamó Archie, con una sonrisa encantadora adornando sus labios. “Además, te veías como un hombre completamente diferente. Tenías el cabello largo y castaño, usabas lentes de sol oscuras, pero tenías el mismo carácter alegre.”

“En cualquier caso, sentíamos curiosidad de conocer al chico con barba que había valientemente salvado a Candy en la cascada”, continuó Stear. “Bueno, creo que es inútil preguntarte si acaso estabas usando algún tipo de disfraz… como si quisieras esconder tu atractivo rostro.”

Cuando Stear terminó con una risa tímida, Archie le frunció el ceño a su hermano, recordando su comentario cuando vieron a Albert inconsciente por primera vez en ese miserable Cuarto 0, “¡Stear!”

Entonces le contaron a Albert lo que había acontecido cuando entraron por primera vez en aquel húmedo cuarto de hospital. Albert estaba divertido al escucharlo hablar de él sin que pudiera recordar nada de ello, como si se tratara de otra persona. Él solía frustrarse al respecto, pero ahora había ido aceptando la realidad lentamente. Sin duda se sentía agradecido con Candy, quien continuaba animándolo. En ese momento, Patty preguntó con curiosidad, “Entonces Albert, ¿Candy te ha contado acerca de su vida en Londres?”

“Sí… bastante.” Dijo Albert después de pasarse un bocado de comida y de limpiarse la boca con una servilleta. “Sé que todos ustedes fueron muy amables con ella en ese entonces.”

El rostro de Annie se entristeció repentinamente. Ella no se había portado muy bien con Candy al principio, y aun recordaba lo devastada que se haba sentido cuando algunas compañeras de algunas familias ricas descubrieron su origen humilde. Como podría olvidar aquella noche horrible y lluviosa, cuando tuvo que ocultarse de todos. En ese instante, la voz agradecida de Patty interrumpió sus pensamientos. “Albert, solo quiero agradecerte una vez más por cuidar de mi querida tortuga en el zoológico. No sabes cuánto significó para mí.”

“Ni lo menciones Patty”, respondió con una media sonrisa. Él no tenía idea de lo que había hecho con la tortuga.

Archie había apretado el hombro de Annie. Cuando ella volteó a verlo, él la miró tiernamente, dándole una sonrisa de entendimiento, como si pudiera leer sus pensamientos. Cuando ella pudo sonreír en respuesta, él les dijo a los demás, “Por cierto, fue en el colegio donde Annie y yo nos enamoramos.”

Annie no esperaba escuchar eso, y no pudo evitar sonrojarse. Entonces Albert continuó, “Lo sé, Candy lo mencionó anteriormente… por supuesto, fue ahí también donde ella se enamoró de Terry. Creo que esos días pudieron haber sido los más felices en la vida de Candy, ¿verdad?”

Extrañamente, ninguno de ellos pudo responder a esa pregunta. Se miraron unos a otros y de vuelta a Albert. “Para ser honestos, no sabemos cómo es que empezaron exactamente. Candy se veía muy feliz cuando estuvimos en la casa de Terry, intentando que un viejo avión volara.” Había dicho Stear. Entonces profundizó la plática con emoción hablando de la experiencia de ese día en lugar de hablar de Candy o de Terry.

Cuando finalmente Stear tomó un descanso, Albert volvió a poner la atención en su enfermera, “Candy me dijo que había encontrado su vocación. Así como Terry había seguido su propio sueño, ella quería encontrar su camino. De alguna manera lo descubrió en su viaje de regreso al hogar de Pony.”

Los amigos de Candy describieron lo impactados que se sintieron al recibir una carta de Candy contándoles de su nueva vida en América después de su desaparición en Londres. Después de todo eso, Albert se ofreció a lavar los platos, bromeando diciendo que ahora era un experto. Cuando sus amigos se levantaron para ayudarlo, Albert les comentó en un tono placentero, “Creo, sin duda alguna que ahora Candy ha de estar pasando un tiempo maravilloso junto a Terry.”

Mientras llevaba los platos sucios a la cocina, Annie agregó, “Yo también lo creo. Espero que nos traiga buenas noticias cuando regrese.”

“Sí, ella merece ser feliz,” Patty estuvo de acuerdo con sus amigos, al caminar hacia la cocina con una mirada soñadora en su rostro. Fue al regresar de la cocina cuando notó que Stear, a quien creía que estaba ayudando también, estaba parado cerca de la ventana, quieto como una estatua. Quiso llamarlo por su nombre, pero algo en su expresión, esa mirada ausente en sus ojos, se lo impidió. Además, su timidez natural evitó que investigara, menos aún que lo molestara. Pensó que tal vez seguía reflexionando acerca de los últimos años, después de los recuerdos compartidos esa noche. Así que decidió dejarlo solo y se dirigió a la mesa para recoger algunos platos más.

Cuando Annie y Archie estaban colocando su carga en el fregadero de la cocina, Albert ya había lavado varios platos, y Patty le ayudaba colocando los limpios en la alacena. Entonces Albert señaló, “Chicos, se han dado cuenta de que Candy tal vez no regrese a Chicago, ¿verdad?”

Su comentario había tomado por sorpresa a los tres jóvenes, tanto que detuvieron sus actividades y respondieron al mismo tiempo, “¿por qué?” en sus labios.

Albert cerró la llave del agua silenciosamente y se secó las manos, girándose para mirarlos a la cara con una sonrisa de complicidad en su rostro. Incluso Stear, se había reunido con ellos, así que Albert les dijo en un tono enfático, “Terry le envió a Candy un boleto de ida a Nueva York. Supongo que quiere que Candy se quede con él en Nueva York.”

Su razonamiento sonaba bastante válido, y no fueron capaces de contradecirlo. Después de unos instantes de silencio, Albert nuevamente habló intentado animarlos, incluso a él mismo, “No se preocupen chicos. Verán, ya soy un chico grande y en realidad no hace falta que Candy siga cuidando de mí.”

Cuando se miraron entre sí, Albert dijo seriamente, “Estoy agradecido por lo que Candy ha hecho por mi hasta ahora. Lo mismo va para ustedes, y no sé lo que habría sido de mí sin su amistad y su apoyo.”

“Albert…” Archie empezó, queriendo decir algo, pero vaciló.

Albert continuó, “Es verdad que no recuerdo mi identidad o cualquier otra cosa relacionada conmigo, pero con base en lo que Candy y ustedes me han contado, solía viajar mucho por mi cuenta de todos modos.”

Aunque no había autocompasión en su voz, sus amigos se quedaron sin palabras. Entonces Albert les aseguró, “Ya no soy el hombre enfermo que llegó al Cuarto 0. Al igual que ustedes, yo también quiero lo mejor para Candy. ¿Qué la haría más feliz que estar cerca de Terry y quedarse en Nueva York?”

Albert sonaba casi tierno, como si Candy ya estuviera llevando una vida feliz en Nueva York. Cuando nadie más dijo nada más, Albert se dio la vuelta para seguir lavando los platos.

Después de algunos momentos de incómodo silencio, Stear finalmente pronunció en tono abatido, sabiendo de antemano que él no volvería a ver a Candy, “Bueno, Candy me prometió que me compraría algún recuerdo especial a manera de agradecimiento por haberla despedido. Creo que ella va a regresar, Albert. No creo que te vaya a dejar así. Ella no es así.”

Albert se detuvo, lanzándole una sonrisa de agradecimiento por encima del hombro, pero no se veía convencido. Albert pensó, sin duda, me gustaría seguir viviendo con Candy así, incluso si mi memoria nunca regresara…

Cuando salían del departamento, Stear fue el último en salir. Sacudió la mano de Albert sinceramente y pensativo le dijo, “Adiós, Albert. Te deseo la mejor de las suertes y que te recuperes pronto.”

Albert estaba algo confundido y un poco molesto por el tono de Stear. “¿Por qué Stear, esto me suena como una despedida? Supongo que te veré mañana, aunque sabes que no es necesario que vengas.”

Stear abrió la boca por un momento, pero no emitió ninguna palabra. Luego, simplemente se despidió y salió del departamento con la cabeza en alto. Finalmente había tomado una decisión después de luchar durante tanto tiempo.

El Amor Nunca Falla

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