No sé si es amor: Capítulo II “Dudas” (Parte 1)
En los últimos meses, el anhelo que tenía por Albert me había hecho sentir muy sola y melancólica, pero cuando estuve en su presencia de nuevo, me sentí alegre, enérgica y satisfecha. También me sentí a gusto conmigo misma. No había necesidad de pretender ser alguien más ya que él prácticamente me conocía por dentro y por fuera.
Además, no podía negar los tiernos sentimientos de mi corazón. En verdad me sentí profundamente conectada a él y nunca me canso de él, incluso después de pasar tiempo juntos por horas. Siempre se las arregló para hacerme sentir segura, protegida y lo más importante, querida.
Pero de nuevo, ¿Quién soy yo para él?
Me pregunté cómo se habrá sentido ayer cuando le mostré la cadena de flores con forma de corazón después que tomara una siesta. Ciertamente se había sorprendido al extremo de quedarse mudo. ¿Será esta la razón por la que ahora quiere reunirse conmigo por el lago?
No preví que no tendría que esperarlo por mucho tiempo antes que mi oído captara el sonido de su voz, llamándome por mi nombre. Cuando vi a Albert buscándome debajo del árbol no muy lejos, girando su cabeza de un lado al otro, estaba tan emocionada que sin vacilar, lo invité para que me acompañara aquí en lo alto, a pesar de estar completamente preparada para que él me informara que tenía de comportarse en su propia residencia.
Por lo tanto, estaba extasiada cuando Albert en seguida aceptó mi invitación, aflojándose la corbata con impaciencia mientras se quitaba la chaqueta de su traje. Una vez los colgó en una de las ramas más bajas, trepó con cautela, esforzándose por no arruinar sus ropas. Así que incluso ahora, todavía era el mismo muchacho con quien yo había pasado un fabuloso tiempo ayer. Ahora, se parecía muy poco al hombre que me defendió en la fiesta de compromiso. Hace un momento, había puesto el rostro serio, tratando con tacto a su tía y a Neil y sin comprometer su posición o aminorar su autoridad.
Para el momento en que Albert alcanzó la rama donde me encontraba, saqué la lengua con un gesto infantil, diciéndole que lamentablemente mi vestido se había rasgado. Dándome una sonrisa de resignación, me dijo que lo mismo le había pasado a su fina camisa, y esa era la razón por la que él prefería no usar este tipo de ropas costosas.
Después de haberse acomodado a mi lado, puso los dedos en su boca y dejó salir un penetrante silbido, llamando la atención de aquellas aves que estaban descansando en la parte superior del árbol encima de nosotros. Cuando escucharon su llamado, se dispusieron a bajar y volaron alrededor de su brazo ampliamente extendido y le dieron cordiales saludos. Su radiante sonrisa incluso atrajo a una de ellas para posarse sobre su mano.
Mientras Albert se estaba divirtiendo con las amigables aves, a manera de broma comentó que algunas veces deseaba poder trabajar en un árbol.
“Candy, amo la naturaleza más que la gran riqueza y el alto prestigio. Así que cuando era más joven, siempre pensé en escaparme de esta familia,” me dijo en tono casual, aun jugueteando con las aves. Lo que acaba de decir, me hizo sentir que yo era una persona especial para él ya que se sentía cómodo en compartir sus pensamientos más íntimos conmigo.
“Pero la Tía Abuela Elroy ya es mayor, y…” mi voz se fue apagando mientras me daba cuenta que Albert debió haber sabido esto mejor que nadie en la familia.
Como era de esperarse, respondió con remordimiento, “Si, lo sé. Es tiempo que cambie mi forma de ser y sea responsable por mi familia también.”
Hizo una pausa y exhaló un suspiro de aflicción, mirando hacia el lago y luciendo abatido. Yo estaba más que feliz en que él confiara en mí lo suficiente como para dejarme ver su lado débil, especialmente porque él era por lo general el fuerte, quien me había consolado y dado fuerza en el pasado.
Al mismo tiempo, simpatizaba con él profundamente. Antes, él me había parecido tan poderoso y autoritario frente a todos nosotros, pero conociéndolo tan bien, creí que él preferiría ser un don nadie, para poder escoger libremente y hacer cualquier cosa que le gustara en la vida. Debió haberse sentido confinado con la carga de ser la cabeza de tan prestigiosa familia.
Repentinamente, su rostro se contorsionó en una mueca de disgusto, imitando a la hermética Tía Abuela Elroy, con la expresión de cara larga. Luego cruzó los brazos frente a su pecho y resopló, sonando más áspero de lo usual, “En realidad, Candy, ¿Crees que voy a terminar pareciéndome a mi tía?”
Su imitación me hizo reír sin parar. Entre mis ataques de risa, murmuré, “Oh no… para nada…”
Estaba tan segura que él nunca podría comportarse como la Tía Abuela, quien no parecía saber cómo relajarse o disfrutar de la vida. Albert lucía divertido, con su rostro transformándose en una amplia sonrisa y con sus ojos azules brillando traviesamente. Recostándose sobre el tronco para mirarme, rió con disimulo mientras se pasaba los dedos por el cabello, “¡Esa es una respuesta llena de tacto!”
Sonrojándome al pensar que a pesar de nuestra relación adoptiva, él aún me trataba como a su eterna amiga y confidente, hice un comentario con una casta sonrisa, “¡Parece que en serio algún día vas a trabajar en un árbol!”
Al instante siguiente, su sonrisa se convirtió en una fuerte carcajada. Mientras tanto, Albert podría pasar fácilmente por un muchacho y me recordó nuestros buenos y viejos tiempos cuando de nuevo era ahora la misma persona libre de preocupaciones. Yo realmente disfruté de su compañía, sintiéndome que nos habíamos acercado más que antes después de haber pasado mucho tiempo juntos en los últimos dos días. Mientras que estaba absorta meditando en mis pensamientos, evocando los momentos inolvidables que compartimos en Lakewood, no me percaté que él había parado de reír y me estaba observando en silencio, con los labios curvándose en una cálida y dulce sonrisa. Me obligué para verlo a los ojos, admirando internamente su encanto y extrema buena apariencia. Si, él era el Tío Abuelo William y sin embargo, él era mucho más joven de lo que yo había pensado y simplemente tan impresionante como lo había imaginado.
Mientras sus tiernos ojos azules me estaban atrapando con su mirada, podía sentir un calor creciendo rápida y profundamente dentro de mí y mi corazón latiendo con fuerza. Albert nunca antes me había mirado de esta manera, lo que me dio una fuerte esperanza de que él iba a decirme algo que yo quería escuchar.
…
¿Sientes mi corazón palpitar?
¿Entiendes?
¿Sientes lo mismo?
¿O solo estoy soñando?
¿Está esto quemando una llama eterna?
…
Di mi nombre
El sol brilla a través de la lluvia
Toda una vida tan sola
Y entonces tú vienes y alivias el dolor
No quiero perder este sentimiento [1]
Desafortunadamente, el ambiente se hizo añicos por una voz debajo de nosotros. “Ahí están, Candy y Al… mmm… ¡Tío Abuelo William! ¡Hemos estado buscándolos por todos lados!”
Debo de admitir que estaba profundamente decepcionada por la interrupción, pero estos eran mis amigos, así que no debía actuar para nada con amargura. Entonces escuché a Albert decir esto en voz alta, “Candy, ¿Bajamos del árbol para acompañarles?”
Tan pronto como estuvimos abajo, mientras Albert se estaba poniendo de nuevo la corbata y la chaqueta, Archie hizo una leve reverencia ante él con respeto, diciendo, “Tío Abuelo William—“
Albert lo interrumpió, poniendo firmemente una mano sobre el hombro de Archie. “Archie, solo olvídate de esa formalidad y llámame Albert como solías hacerlo.”
Aunque Albert estaba sonriendo, Archie tragó saliva y pareció titubear, intercambiando miradas dubitativas con Annie y Patty. Entonces yo hablé alegremente como un intento de remover sus dudas, “Archie, Annie y Patty, ¡Él todavía es Albert para mí!”
Con todo, Annie tímidamente expresó su preocupación, “Pero él todavía es tu tutor—“
“Si, ya sé eso Annie,” la interrumpí, sonando un poco impaciente, y Annie inmediatamente le dio una ligera mirada a Archie.
“De todos modos, la Tía Abuela Elroy desea ver a Candy,” dijo Archie. “¿Y adivinen qué? Ella dijo que ustedes dos debían de estar juntos y escondidos por algún lugar.”
Albert y yo nos dimos un vistazo rápidamente. Frunciendo el ceño, repetí después de Archie sólo para asegurarme, “¿La Tía Abuela Elroy desea verme?”
Archie simplemente asintió con una sonrisa encantadora extendiéndose por su lindo rostro. Mientras era normal que la Tía Abuela quisiera encontrar a Albert, ¿Por qué deseaba verme a mí? A juzgar por la expresión de desconcierto de Albert, parecía que él tampoco tenía ni idea, así que también preguntó con curiosidad, “Archie, ¿Te dijo la Tía Elroy por qué?”
Archie contestó encogiendo los hombros, “Bueno, ella no nos lo dijo, pero creo que es por algo muy importante.”
Eso sonó bastante terrible y no podía evitar sentirme aprehensiva. Entonces Archie continuó hablando con Albert, “Ah, por supuesto la Tía Abuela Elroy también está buscándote, Tío Abuelo Will—“
Tan pronto como Archie notó la fingida mirada asesina de Albert, Archie espetó, levantando las manos en señal de rendición, “Está bien, está bien, ¡Albert!”
Albert le dio una sonrisa de aprobación, dándole palmaditas en el hombro. “¡Eso está mejor, Archie!
Así que Archie continuó, “Albert, la Tía Abuela no se siente bien, y ella quiere que te comunique que los invitados se irán pronto.”
Aquello significaba que el Señor William debía regresar y atenderlos, así que suavemente le di un codazo y expresé, “Albert, creo que no deberías decepcionar a tus invitados.”
Albert me miró y sugirió, “Candy, ¿Vendrás conmigo entonces?”
En realidad, a estas alturas ya estábamos regresando juntos muy lentamente, así que Archie propuso, “Albert, tu adelántate. Yo mismo llevaré a Candy con la Tía Abuela Elroy.”
Annie rápidamente imitó el gesto, “Si, nosotros acompañaremos a Candy.”
Patty también asintió en silencio.
Sonreí entre dientes sarcásticamente, bromeando de mí misma, “Todos ustedes sonaron como que si la Tía Abuela fuera algún monstruo al que yo no podría enfrentarme.”
Albert respondió con un suspiro exagerado, “¡Pensé que ya lo sabías, Candy!”
Entonces todos estallamos en risas. Si bien yo podría parecer normal ante ellos, por dentro estaba de hecho poniéndome más y más ansiosa, preguntándome que era eso tan urgente e importante por lo que la Tía Abuela quería verme enseguida aun cuando ella no se sentía bien, como si quisiera aprovechar la oportunidad que Albert estaría ocupado con los invitados. ¿Me haría pasar un mal rato por el fiasco de antes en la fiesta de compromiso?
No nos tomó mucho tiempo para regresar a la mansión y un criado vino a nuestro encuentro, haciendo una reverencia ante Albert. “Señor William, la Señora Elroy ya se ha retirado a su habitación y está esperando a la Señorita Candice.”
Albert asintió y se giró hacia mí con aspecto serio, dándome un consejo, “Candy, por favor prométeme que no importa lo que mi tía diga, no vas a tomar ninguna decisión sin hablarme primero. ¿De acuerdo?”
Lo prometí sin perder tiempo, dándole una sonrisa reconfortante. Entonces se alejó de nosotros, dando zancadas lleno de confianza por vestíbulo para ir a atender su deber como anfitrión. Cuando Archie observó a Albert irse, amablemente preguntó, “Candy, ¿Ya estás lista?”
Así que subimos con dificultad las escaleras y nos dirigimos juntos al dormitorio de la Tía Abuela. Después que llamamos a la puerta del dormitorio, esta se abrió y una mucama me saludó cortésmente, “Señorita Candice, la Señora Elroy quisiera verla a solas.”
Archie instantáneamente tomó la palabra en mi nombre, “Ruby, le hemos prometido a la Señorita Candice que le haríamos compañía—“
Él fue interrumpido por la voz de la Tía Abuela desde el interior, “Ruby, ¿Es mi querido Archie? ¡Está bien! Déjalos entrar a todos. Hay suficiente espacio hasta para diez personas aquí en la antesala.”
En consecuencia, Ruby retrocedió para dejarnos entrar. Vimos a la Tía Abuela sentada en un lujoso sofá, dándonos la espalda, así que le dimos la vuelta para saludarla uno por uno. Cuando era mi turno, ella me hizo señas junto a una voz sorprendentemente agradable, “Candice ven y siéntate a mi lado.”
Si fuera muy dura conmigo como de costumbre, podría fácilmente defenderme con aplomo, pero ahora me sentía perdida, insegura de cómo debía reaccionar. En este instante, vi que mis amigos estaban también estupefactos por el comportamiento atípico y peculiar de la Tía Abuela. Entonces, escuché su cálida y acogedora voz de nuevo, “Candice, ¿Por qué estas titubeando? Solo ponte cómoda, ¿Lo harás?”
Por lo tanto, me preparé mentalmente y me senté a su lado; la Tía Abuela les hizo un ademán a Archie y a los demás para sentarse en otro sofá frente a nosotras. Mientras nos ofrecía una exquisita selección de tartas, pasteles, y chocolates, le ordenó a Ruby servir té en nuestras tazas.
Por primera vez en mi vida, aunque la Tía Abuela no estaba sonriendo, con todo observé que sus rasgos estaban más suaves. Encontré su comportamiento conmigo como el de una querida abuela, lo que era absurdo cuando menos, especialmente ya que conocía a ciencia cierta que a ella yo siempre le había desagradado. Introduje un pedazo del delicado chocolate en mi boca mientras meditaba lo que ella reservaba para mí.
“Ruby, eso es todo por ahora.” Así que Ruby hizo una rápida reverencia y dejó la sala, cerrando la puerta detrás de ella. Entonces, para mi gran asombro, la Tía Abuela suavemente me dio palmaditas en las manos y me habló con un tono apreciativo, “Candice, primero y principalmente, quisiera expresarte mi más sincera gratitud por cuidar de William cuando él estaba amnésico y perdido.”
Yo incliné la cabeza en reverencia, diciendo, “Tía Abuela Elroy, yo le debía a Albert mi vida y eso era lo menos que podía hacer por él.”
“Si, William me ha dicho que…” entonces abruptamente levantó escéptica una ceja e preguntó incrédulamente, “¿Albert? ¿Es así como llamas a tú padre?”
La mire a los ojos con valor y con paciencia respondí, “¡Sí! Siempre lo he conocido como Albert y él no desea que cambie incluso ahora.”
Mientras que la Tía Abuela fruncía las cejas en reproche, Archie me defendió, “Tía Abuela Elroy, ¡El Tío Abuelo William también me ha dicho a mí que lo llame Albert!”
Justo después de eso, Annie y Patty también expresaron sus opiniones para apoyarme. La Tía Abuela chasqueó la lengua y negó con la cabeza en desaprobación. “¡Esto no es apropiado! Debo hablar con William al respecto.”
Entonces Archie continuó explicando, “Annie, Patty y yo podemos dar testimonio que cuando el Tío Abuelo William sufría de amnesia, ¡Ninguno de nosotros tenía la más mínima idea de quien era realmente él! A excepción de Candy, todos nosotros le hemos conocido por primera vez en el Zoológico de Blue River en Londres antes de su accidente, y eso era todo lo que sabíamos. Apoyamos completamente a Candy para ayudar a Albert… mmm… al Tío Abuelo William en aquel entonces para recuperarse de la pérdida de memoria.”
La Tía Abuela dejó escapar un pequeño suspiro sin decir nada por un largo rato, probablemente perdida en sus pensamientos. Esta debió haber sido la tarde más confusa de mi vida. Primero, el forzado compromiso fue dramáticamente suspendido por la interferencia de Albert y más tarde, él me pidió que nos reuniéramos en privado, aparentemente titubeando en decirme algo que estaba en su cabeza. Después, la Tía Abuela Elroy, quien varias veces había expresado sin rodeos cuanto deseaba que el Tío Abuelo William me repudiara, de repente me trató como si yo siempre hubiera sido alguien muy querido para ella, como Eliza por ejemplo. En cualquier caso, tuve una fuerte sensación de que no solo era mi imaginación que ella solo estaba fingiendo ser amable conmigo. En otras palabras, detrás de su apariencia hospitalaria había alguna intención intrigante.
El torbellino de pensamientos fue interrumpido por su tono cálido y conciliador, “Candice, para probarte que realmente te he aceptado como la hija adoptiva de mi querido William, quisiera que te mudaras a la mansión hoy mismo.”
Mientras yo estaba desagradablemente sorprendida por escuchar aquello, Archie exclamó con sus ojos brillando por la emoción, “Candy, ¿No es eso grandioso?”
Annie aplaudió alegremente, diciendo, “¡Eso significa que podremos vernos todos los días a partir de ahora!”
“¡Sí!” afirmó Patty. “Qué maravilloso Candy!”
La Tía Abuela pareció extremadamente complacida y agregó, “Es correcto, de hecho, una de las mejores habitaciones con vista al lago ya ha sido preparada para ti, Candice, le he dado instrucciones al mayordomo para que también te asigne a una mucama.”
Sonó como si ellos habían esperado completamente que accediera a este acuerdo sin ninguna reserva. Por supuesto que me gustaría ver a mis amigos frecuentemente, y daría cualquier cosa por permanecer de nuevo cerca de Albert, pero aborrecí la idea de vivir bajo el mismo techo con él como su hija adoptiva. Estaba también consciente que al mudarme, básicamente estaba aceptando ese papel en su vida, que era la última cosa que yo quería.
El siempre perceptivo Archie me lanzó una mirada de preocupación y amablemente preguntó, “Candy, no pareces entusiasmada, ¿Por qué?”
Antes que tuviera la oportunidad de explicarme, la Tía Abuela habló, “Bien, Archie, Annie y Patty, deseo hablar con Candice en privado. Ya ven, he sido muy amable con ella hasta ahora, ¿No es así?”
Después de haberse mirado el uno al otro por un momento, fijaron sus ojos sobre mí con consternación. Entonces la Tía Abuela preguntó, “¿Qué sucede Archie? ¿No confías en mí?”
Con valor, les dije, “Está bien, amigos míos. Puedo quedarme sola con la Tía Abuela.”
La Tía Abuela asintió hacia ellos con alegría mientras ellos de mala gana se levantaban del sofá uno detrás del otro. Cuando se estaban yendo, no podían parar de voltear a ver hacia atrás para mirarme sobre sus hombros con la palabra lo siento escrita en sus rostros. Hice lo mejor que pude por sonreírle a mis amigos aunque me sentí como si estuviera sentada sobre alfileres y agujas.
Después que escuchamos que la puerta se cerrara, la Tía Abuela me observó por unos cuantos segundos antes de preguntar, “Candice, ¿Sabes que te estás convirtiendo en una hermosa mujer?”
Esto era absolutamente inesperado. Negando con la cabeza, estaba sin palabras y sentí que el color se me subía a las mejillas.
Ella suspiró y comentó, “Neil está perdidamente enamorado de ti, Candice.”
Bajé la cabeza como respuesta y me preparé para una reprimenda o acción disciplinaria por mi insolente comportamiento durante la fiesta de compromiso. La Tía Abuela debió haberse sentido humillada por la forma en que el compromiso con Neil fue anulado. Ella posiblemente pensó que Albert y yo habíamos conspirado contra ella, así que había despedido a todos mis amigos para que así ahora pudiera castigarme.
Sin embargo, abruptamente cambió de tema, “Cuando William se recuperó y nos contactó a George y a mí, prometió que continuaría trabajando con George con una condición. Es decir, él quería quedarse un poco más de tiempo con su amigo, quien le había salvado la vida, residiendo en las afueras de Chicago. Todo ese tiempo George y William habían mantenido en secreto que él estaba viviendo con una mujer.”
Mientras yo permanecía en un embarazoso silencio, me dio un vistazo rápido antes de tomar con calma un sorbo de su taza de té. Después, mirando algo a la distancia, siguió mascullando como si estuviera hablándose a sí misma, “Ofrecí recompensar a su amigo con una generosa cantidad de dinero, pero él lo rechazó e insistió en vivir con su amigo en un apartamento, lo que estaba fuera de mi alcance. Pero de acuerdo con George, William había trabajado más duro que antes, y yo solo estaba feliz que William había cumplido su promesa, pensando que finalmente él había cumplido con su papel en esta familia. Además, William me visitó de vez en cuando dándome sus reportes parciales. En todo caso, fue mi descuido el no investigar su vida privada.”
El tono de pesar estaba claro en su voz. Por algunos momentos, la Tía Abuela Elroy parecía absorta en sus pensamientos, llevándose la taza a la boca y tomando varios sorbos largos y lentos. Después de eso, me habló con el rostro solemne, “Cuando Neil reveló el hecho que William había estado viviendo contigo por un largo tiempo, me decidí a hablar con William. Así que después de la recepción, directamente le pregunté con reserva sobre su relación contigo.”
Inmediatamente me tensé y pensé rápidamente, ¿Qué le dijo Albert?
Ella escudriño mi rostro cuidadosamente al punto de sentirme como si yo fuera una persona servil. Me pregunté si ella podía escuchar el golpeteo furioso de mi corazón. Entonces continuó con un largo suspiro, “Estaba más que aliviada cuando él me juró que ustedes habían permanecido puros mientras vivían juntos, tratándose como hermano y hermana.”
“¡Eso es cierto! ¡Albert ha sido un verdadero caballero!” afirmé de todo corazón.
“¡Candice, por el amor de Dios, deberías parar de llamarle Albert! ¿Acaso no sabes que él es legalmente tu padre?” Me reprendió dándome una fulminante mirada.
“Pero él…” tragué saliva. Mientras intentaba dar una respuesta adecuada, ella continuó con su monólogo, “William también me dijo que aunque hacía mucho que se había ido de tu lado, solo habías descubierto su verdadera identidad hasta hace dos días en Lakewood, ¿Es eso correcto?”
“Si,” me las arreglé para responder con una voz apenas audible.
Ella prosiguió, “¿Te ha dicho alguna vez por qué decidió dejarte?” sus ojos estaban fijos en mí, casi perforándome, como sí ella quisiera usarlos para penetrar a través de mis pensamientos.
Negué con la cabeza sin poder hacer nada. Entonces vociferó con una severa voz, “¡Porque finalmente comenzó a comprender que lo qué había estado haciendo era inapropiado e inaceptable!”
Ante ese comentario, me giré bruscamente hacia ella, espantada. ¿Albert dijo eso? ¿O es solamente la especulación de ella?
En realidad, ¿Qué era inapropiado e inaceptable? ¿El qué Albert y yo hubiéramos vivido juntos o qué habíamos desarrollado sentimientos uno para el otro o ambas cosas? Obviamente ella sospechaba la verdadera naturaleza de nuestra relación, y había expresado abiertamente su desaprobación.
De repente, su mirada se suavizó y una sonrisa rozó sus labios. “A partir de hoy, Candice, te aseguro que vas a ser tratada como una princesa en esta mansión y me gustaría ver que se te presentaran a jóvenes que sean un buen partido para que te cases con el mejor de ellos cuando estés preparada.”
“¡No!” protesté con vehemencia, negando con la cabeza con fuerza. Me percaté que la Tía Abuela había visto a través de mí y que se había dado cuenta que yo sentía algo muy fuerte por Albert. Entonces ella quería hacerle saber a todos que yo no era más que la hija adoptiva del Señor William, y que ella me controlaría de tal manera que yo no tuviera la posibilidad de avanzar en mi relación con él más allá de eso. Mientras tanto, ella también haría su mejor esfuerzo para casarme tan pronto como fuera posible.
Notando mi fuerte reacción, me dio un vistazo de forma incrédula, ladeando la ceja, “¿No? ¿Por qué no?”
En ese momento, le contesté internamente, ¡porque yo no soy su marioneta!
Sin embargo, me esforcé en reponerme y mantener la calma, en orden de no perder esta batalla. Cuando estuve segura que mi voz estaba lo suficientemente uniforme, le dije, “Con todo respeto, Tía Abuela Elroy, me temo que voy a rechazar su generosa oferta.”
Hubo un silencio profundo mientras nos observábamos la una a la otra por un largo tiempo. Entonces inesperadamente, entrecerró los ojos e indagó, “¿Conoce William tus sentimientos?”
Sólo pude quedarme mirándola, perpleja, ya que sinceramente no estaba segura que responder. Ante mi sorprendente silencio, ella murmuró, “Ya veo.”
Entonces me examinó con una mirada amable que estaba al borde de la simpatía. Después de negar con su cabeza y exhalar un profundo suspiro, comentó, “Candice, ¿Te das cuenta? Yo también soy mujer. Entiendo cómo te sientes.”
No podía creer lo que oía. Aunque estaba un poco dudosa, no podía parar una eufórica oleada de esperanza que florecía dentro de mí. Pero en ese momento, ella impresionantemente tomó mis manos y me imploró con tono cariñoso, “Si tú lo amas, déjalo ir. ¿No deseas lo mejor para él? ¿No ves que siendo el único heredero del clan Ardlay, él debería considerar a una joven bien educada, procedente de una familia respetable, como la compañera de su vida?”
Retiré mis manos de las suyas enseguida, incapaz de dar cualquier respuesta más que desviar mis ojos de los de ella. Sus palabras habían destruido mi absurdo optimismo y me culpé en primer lugar por ser tan ingenua por tener falsas esperanzas.
La Tía Abuela siguió presionando, “Candice, ¿Te ha dicho William que tú te pareces un poco a su difunta hermana, Rosemary? Yo conocí a ambos desde que eran unos bebés y tú no sabes cuánto adoraba William a Rosemary. Así que creo que cuando él se recuperó, quería continuar protegiéndote, tratándote como a su hermana menor, especialmente porque él estuvo solo la mayor parte de su vida.”
Por dentro, me sentí confundida en cuanto escuché eso y continué guardando silencio, esquivando sus ojos. Sin darme un respiro, agregó, “¡A pesar que posiblemente antes haya sucumbido a tus encantos, es muy probable que ahora él haya continuado con su vida y superado sus insensatas acciones! Después de todo, decidió dejar el apartamento y regresar a casa con nosotros hace meses, ¿Correcto, Candice?”
Una vez más, me quedé sin palabras mientras intenté analizar lo que ella me había dicho hasta ahora. De hecho, su última declaración era exactamente la interrogante más grande en mi mente. Yo estaba totalmente consciente que no había tenido noticias de Albert para nada durante esos meses a excepción de cuando él me había enviado aquel paquete, lo que era una prueba sólida de que él estaba tratando de olvidarme. Quizás eso explicaba por qué él había intentado llevarme hacia donde estaba Terry.
La Tía Abuela Elroy ordenó, “Candice, mírame.”
Obedecí distraídamente y ella me dio el golpe final, “¿Acaso William no acaba de anunciarles a todos en la fiesta de compromiso que tú eras su importante hija adoptiva?”
Terminó la pregunta con una sonrisa de satisfacción curvando sus labios, y las arrugas alrededor de sus ojos se profundizaron. La dolorosa verdad me golpeó directamente al rostro. Mi mente estaba dando vueltas, llena de terribles dudas; mi estómago amenazó con devolverse. Sentí como si algo me estuviera asfixiando impidiendo que dijera cualquier cosa.
Finalmente, concluyó con tono apacible, “Ser la hermosa hija del Señor William es como estar viviendo en un cuento de hadas. Te puedes olvidar de trabajar en esa dilapidada clínica para cuando el mes finalice. Los miembros de la alta sociedad de Chicago pronto notarán tu existencia. Ten la seguridad que habrán pretendientes haciendo fila por ti antes de que te des cuenta.”
En ese momento tomó un breve descanso solo para asegurarse que yo todavía le estaba prestando atención. “Candice, créeme, una vez que estés conforme con tu nueva vida, serás capaz de poner toda esta tontería en el pasado sin perder tiempo.”
Por alguna razón, mi mente se alejó al pasado cuando George me había rescatado del viaje a México. Nada podía describir la euforia cuando había conocido que un señor extraordinariamente rico me había adoptado. Los días que siguieron, la convivencia con Anthony, Archie y Stear en la Mansión de Lakewood, habían sido increíbles y maravillosos, lo que me había hecho sentir como que estaba viviendo un dulce sueño. De repente, el pensamiento de que sería una loca si no aceptara el ofrecimiento de la Tía Abuela se afianzó en mi mente, diciéndome que lo que me había propuesto tenía en efecto un perfecto sentido. Sin embargo ahí estaba una pequeña voz en el fondo de mi mente, advirtiéndome que ese era su intento para sobornarme para que accediera.
Con todos estos mensajes contradictorios dentro de mi cerebro que estaban poniéndome como loca, salté y me di vuelta al sonido de un golpe en la puerta. En cuestión de segundos, entró un apuesto y galante caballero de elevada crianza. Era el Señor William Ardlay, quien aparentaba ser de cierto modo diferente a Albert, el espíritu libre con ropas casuales, con quien yo estaba más familiarizada.
Cuando la Tía Abuela se dio la vuelta para mirarlo, él la saludó, “Tía Elroy, ¿Ya se siente mejor?”
“¡Mucho mejor William!” respondió cordialmente. “Entonces, ¿Ya se fueron todos los invitados?”
Él simplemente asintió con una sonrisa, sentándose en una frágil silla cerca de su tía. Entonces ella lo elogió, con voz cálida llena de afecto y orgullo, “¿Sabes que muchos invitados estaban bastante impresionados por tu apuesto aspecto y galantes modales? Algunos incluso me han preguntado sobre tu estado civil y después me expresaron su interés para presentarte con las ‘hijas’ de sus amistades.”
“¿Es eso cierto?” preguntó él despreocupadamente como si no pudiera importarle menos los cumplidos de los invitados, pero yo tenía el fuerte presentimiento que la Tía Abuela estaba en realidad hablándome a mí.
“Entonces, ¿Dónde están Archie y las chicas?” Albert educadamente preguntó mientras barría con su mirada nuestros rostros. Se detuvo para observarme con una genuina preocupación. Me di cuenta que él debió haber notado que yo no me veía muy bien del todo.
“Ah, ellos estuvieron aquí un rato antes que yo les pidiera que se retiraran,” respondió ella con tono natural y continuó solo después que Albert se hubiera enfocado nuevamente en ella, “Verás, tenía algo que discutir con tu hija a solas, William.”
“Entonces, ¿Sobre qué han estado hablando?” preguntó él con tono relajado, en un intento por reducir la evidente tensión entre nosotros y rápidamente agregó, “Espero no estar interrumpiendo.”
Su tía le habló amablemente, “¡Oh no! Todo lo contrario. En realidad ¡Estoy contenta que te nos hayas unido!”
En ese momento, ella repentinamente me miró con una suave mirada, preguntando, “Candice, si no me equivoco, pronto cumplirás dieciocho años, ¿Correcto?”
Sin siquiera esperar por mi respuesta, cambió nuevamente su atención hacia Albert. “¿Puedes creer que pronto tu hija adoptiva tendrá la edad para casarse? Así que estábamos a la mitad de una conversación sobre su expectativa para el matrimonio.”
Un ceño instantáneamente frunció las cejas de Albert. Él se aclaró la garganta de una forma muy peculiar y con firmeza argumentó, “Tía Elroy, no creo que sea el momento para discutir un acuerdo matrimonial para Candy. Debería recordar que se acaba de escapar de uno el día de hoy.”
Notando la obvia consternación en el rostro de Albert, la Tía Abuela Elroy inesperadamente admitió enseguida, “Muy bien William. No hay problema. Después de todo ella es tú hija.”
El hecho que ella continuara refiriéndose a mí como la hija de Albert era extremadamente irritante, y creo que mi molestia debió ser visible en mi rostro. En ese momento, ella se tomó su tiempo para verme, entonces lo vio a él y de nuevo a mí. “Así que ahora, Candice, ¿Estás lista para ver tu habitación?”
Creo que ella pensó que exitosamente me había convencido que cambiara de parecer y no pude evitar sino echarle una mirada a Albert, quien parecía confundido. Él inmediatamente exigió, “¿Una habitación para Candy? ¿Qué quiere decir?”
La Tía Abuela le reprendió con un aspecto de sorpresa en el rostro, “¡Dios mío, William! ¿No piensas recibir a tú hija en tu casa? Así que he preparado una de las mejores habitaciones para darle la bienvenida en la mansión y está en el mismo nivel que el dormitorio principal.”
Albert estaba sin palabras, mirándome con preocupación. Indudablemente, la Tía Abuela Elroy hizo esto para ponerlo entre la espada y la pared ya que sería muy extraño si él no estaba de acuerdo con ella. Su semblante plenamente manifestó la turbación de su mente y yo me pregunté si él tenía los mismos sentimientos sobre las implicaciones de mi mudanza.
Como era de esperarse, la Tía Abuela Elroy lo vio desorientado y le preguntó, “William, ¿Está mal algo?”
Él inmediatamente se repuso y comentó encogiendo los hombros, “Oh, nada está mal, Tía Elroy.”
Entonces con sus tiernos ojos fijos en mi rostro, declaró, “Pero deseo escuchar lo que piensa Candy—“
La Tía Abuela Elroy con impaciencia lo interrumpió e inquirió con una expresión de duda, “William, ¿Hablas en serio? No la vas a enviar de vuelta a ese apartamento, ¿cierto?”
El ligeramente replicó, “Vamos a escucharla, ¿De acuerdo, tía?”
Ella aparentemente aceptó. Mientras estaban pacientemente esperando por mí, lo que la Tía Abuela había tratado de hacer que me imaginara, de cómo sería mi futuro, me vino a la mente. Podía imaginarme con facilidad vistiendo impresionantes vestidos y asistiendo a varias reuniones sociales como la hija del Señor William y también podía imaginar a Albert bailando con diferentes y hermosas señoritas, una de ellas eventualmente seria su futura esposa. Entonces, tan pronto como la imagen de él besando a su novia en la boda saltó en mi mente, sentí un dolor agudo como si un cuchillo acabara de ser hundido en mi pecho.
“¡NO–! Grité con pasión, sintiendo las lágrimas arder en el fondo de mis ojos. Mi garganta estaba cerrada por la emoción.
Albert estaba completamente sorprendido por mi clamor; él apenas y pudo arreglárselas para susurrar mi nombre con un aspecto de perplejidad, “¿Candy?”
En un instante, me determiné a no hacer una escena aquí, por lo que me obligué a recuperar la compostura haciendo algunas respiraciones profundas. Sin mirar directamente a Albert, hablé cuando creí que mi voz no me traicionaría, “Tío Abuelo William, por favor perdóneme. Este no es mi hogar y me gustaría regresar ahora al apartamento Magnolia si no le importa.”
“¿Qué sucede, Candy?” preguntó mientras se inclinó hacia adelante y me observó inquisitivamente, aparentemente sorprendido por la fría manera en que me había dirigido a él.
En ese momento, la Tía Abuela me miró con decepción. “Así que supongo que no deseas mudarte aquí, ¿Candice?”
No estaba segura si ella estaba genuinamente decepcionada, pero yo simplemente asentí. Entonces precipitadamente me disculpé y salí estando muy afectada como si no podía esperar para escapar de esa sofocante habitación. Cuando crucé el umbral de la habitación, escuché la voz agitada de Albert en el interior, “Tía Elroy, ¿Qué fue lo que le dijo a Candy?”
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Notas de la autora:
La conversación entre la Señora Elroy y Candy es completamente mi imaginación pero, creo firmemente que la Señora Elroy no se hubiera quedado sin hacer algo una vez que ella se enteró que Albert y Candy habían vivido juntos por bastante tiempo.
Espero que disfruten leyendo este capítulo así como yo he disfrutado escribiéndolo. Por favor dejen algunas palabras si les gusto. ¡Gracias!
Notas de pie de página:
[1] Traducción de la canción “Eternal Flame” de The Bangles (1988).
That conversation between Aunt Elroy and Candy is terrifying, Aunt Elroy always making judgments She doesn’t need to be rude as Eliza, but each of his words dug as thorn in the heart of Candy.
Terribles words that hurt and bled slowly and if not cures you can bleed to death or poisoned.
How much cruelty, that somebody tell you that you’re not worthy of something. Candy can marry whomever she likes, including Neal, but Albert not because he should marry a well educated young girl from a respectable family, Who can not feel bad at those words?
Your story does not seem so fictitious, I congratulate you.
¡Bravo!
Muchas gracias mi querida amiga! 😍😘
It was very difficult for me to write that chapter. I got mixed reviews. Some really love the conversation, but some hated me for making Candy suffer… oh well… I’m glad you like it, Martha. Thank you very much for reading my stories. 😘😍💓❤💖