El Diario Capítulo 1
Renuncia: Candy Candy y todos sus personajes pertenecen a Kyoko Mizuki, imágenes a Yumiko Igarashi y el ánime a Toei Animation.
Nota: Mizuki introdujo el diario de Candy en Candy Candy Final Story (CCFS, publicado en el 2010). El diario estaba sobre su escritorio en el Colegio San Pablo, un regalo de parte del Tío Abuelo William. Candy se expresa libremente en su diario, incluyendo sus sentimientos más profundos por Terry. Este diario posteriormente es enviado de vuelta a manos del Tío Abuelo William porque Candy quería que él entendiera su decisión dejar el colegio en Londres.
Derivado de mi correspondencia con una de mis lectoras, una devota fan de Albert que desea mantenerse en el anonimato, fui inspirada por sus ideas acerca de este diario. Como resultado, he escrito una corta historia para entretener mi imaginación de que fue lo que motivó a Albert a decidir regresarle este diario a Candy, basado en varias cartas de CCFS además de la versión del manga. Habrá partes que pueden encontrar controversiales, así que no necesariamente deben de estar de acuerdo conmigo. Además, hay otras coincidencias con otras de mis historias porque fueron necesarias para hacer que esta historia se entendiera.
Mi más profundo agradecimiento a Quevivacandy por su tiempo y esfuerzo en este proyecto de traducción. ¡No puedo expresar mi aprecio lo suficiente! Por favor ¡disfrútenlo y háganos saber lo que piensan! ¡Gracias!
-Ms Puddle
El Diario
Capítulo 1
Mi estudio es actualmente acariciado por el sol de la tarde que brilla desde las anchas y altas ventanas, un juego de puertas estilo francés se abren conduciendo a un gran patio. El verano está a punto de comenzar, y es otro espléndido domingo con un cielo azul y nubes algodonadas. A pesar de todo estoy tan atado con mis tediosas rutinas diarias, pasando por los incontables documentos en mi escritorio de ébano.
Me estiro prolongadamente y no hago ningún intento por ahogar un bostezo. Me reclino sobre mi silla, mirando el mundo afuera de las ventanas. Si estoy muy tentado de tomar un corto respiro – para olvidarme acerca del trabajo y simplemente disfrutar de la grandeza que hay afuera. Desafortunadamente, estoy confinado aquí a revisar todos los reportes del final del período antes de mi viaje a Sao Paulo el día de mañana.
Lanzando un suspiro de agotamiento, cierro mis ojos y froto mis sienes, apoyando mis codos sobre el escritorio. No debería de quejarme; después de todo, he escapado de mis obligaciones la mayor parte de mi vida. Cuando me recuperé de la pérdida de memoria el año pasado, finalmente hice las paces conmigo mismo y acepté el papel al que estaba destinado en esta familia. Los duros tiempos que enfrenté después del accidente de tren en Italia me han dado una gran lección, conociendo que algunas personas, en particular mi tía y mi asistente personal, George, sufrieron a causa de mis egoístas e impulsivas acciones en África.
De hecho, casi me cuesta mi propia vida. Si Candy no me hubiera encontrado en el hospital donde ella solía trabajar, hubiera muerto en miseria y desesperación sin conocer mi verdadera identidad.
Hablando acerca de eso, ¿Qué es lo que hace Candy en un domingo cualquiera? ¿Retozar con los chicos bajo el sol? La extraño muchísimo, aunque estuvo acá en Chicago celebrando su cumpleaños con nosotros no hace mucho, trayendo a todos los niños del Hogar de Pony. Fue mi idea invitar a todos ellos para que se quedaran acá con nosotros, cosa que indudablemente le causó a mi tía muchos dolores de cabeza.
Suelto una risa para mí, recordando las palabras de Candy en su carta, en la que ella actúa como una hechicera, demandando mi presencia en su gran día.
‘… ¡Si, el cumpleaños de cierta persona!
Bueno, tendré que lanzar un hechizo sobre el ¡Príncipe de la Colina!
Ala, hela bla bla gela gola buuuuun!
En ese día, ¡tú vendrás al Hogar de Pony a ver a la niña “eres más linda cuando sonríes, que cuando lloras”! El regalo para esta niña será ¡”tus vacaciones”! ¡Para estar mucho tiempo con ella y hablar mucho con ella!
Creo que ahora estás encantado…’
Ella posiblemente no puede saber cuánto significó su cumpleaños para mí. En lugar de pedir joyas, bellísimos vestidos, o lo que sea que las damas de su edad pudieran desear como regalo de cumpleaños, ¡ella quería mis vacaciones para que yo pudiera hablar mucho con ella! Su franqueza tocó mi corazón más allá de lo que pueda describir.
De hecho, aun antes de recibir aquella carta, estuve trabajando duro para prepararle regalos y planeé pasar tiempo con ella en su cumpleaños, así que estuve intentado hacer algunos arreglos en orden de tener ese día libre, pero las circunstancias no me lo permitieron.
A pesar de todo, aunque ella haya viajado hacia Chicago a solicitud mía, solo pude pasar un corto tiempo con ella debido a mi apretado horario de trabajo. Cuando ella vio los resultados de mi sudor y lágrimas, la restauración del cuarto de huéspedes para ella además de todo el amueblado hecho a mano que estaba dentro de éste, su mirada eufórica me dio el contentamiento de que todo el duro trabajo y noches sin dormir habían valido la pena.
“Candy, esto no es todo. Tengo algo más que mostrarte.” Así que me siguió hacia el patio detrás de los establos. Allí, se encontró con sus viejos amigos, César y Cleopatra, los caballos que solía cuidar cuando trabajó para los Leagans. Ella estaba asombrada y absolutamente conmovida hasta las lágrimas.
Lamentablemente, tuve que decirle mi razón para abandonar su fiesta de cumpleaños. Debía ir a un breve viaje de negocios por algunos asuntos de emergencia. “George está esperándome en las oficinas centrales, así que debo irme ahora Candy,” Eso le dije cuando estuvimos solos sin ninguna mirada entrometida.
Ella levantó la mirada hacia mí y no se preocupó por no disimular su decepción, preguntando, “¿Ahora? ¿Tan pronto?”
Yo asentí tristemente y presioné mis labios en su frente, diciendo, “Feliz cumpleaños, Candy. Te deseo pases un día maravilloso con tus amigos.”
Ella intentó darme una sonrisa forzada. “Gracias por todos tus regalos, Albert,” Dijo apenas en un susurro.
Así que Candy obviamente quería mi presencia, no mis regalos. Para mi desaliento, yo era la persona que la había perturbado en su día especial. A pesar de eso, esto era una de las cosas que más amaba de ella. Ella confiaba en mí y nunca me escondía sus emociones, algo diferente a las personas con las que he crecido quienes a menudo se colocan sus máscaras por el miedo a no parecer vulnerables. No obstante, su respuesta me hizo sentir culpable, lo que me recordó su respuesta a mi invitación, diciendo, “Tengo muchas ganas de verte en Chicago”.
Sin embargo, no tenía alternativa. “De nada, pero lo lamento, no puedo quedarme por más tiempo.”
Entonces me obligué a alejarme de ella, pero ella exclamó, “¡Espera, mi príncipe!” después, se arrojó sobre mí y me abrazó con fuerza, lo que hizo que vinieran de vuelta los dulces recuerdos de numerosos y cálidos abrazos que habíamos compartido en el pasado, especialmente cuando yo estaba amnésico.
En cuanto yo iba cerrando mis brazos alrededor de su pequeña figura para respirar esa dulce esencia tan familiar, parecía que fueran años atrás que la había sostenido de esta manera. Me sentí completo nuevamente con ella en mis brazos. Ella apoyó su cabeza sobre mi pecho, dejando escapar un largo suspiro e imploró, “Albert, por favor prométeme que no vas a trabajar muy duro, ¿de acuerdo?”
Entonces ella se separó de mí y me miró directo a los ojos, estirando su cuello hacia arriba. Algo se movió en mí mientras miraba la súplica de sus brillantes órbitas. ¡Cuánto deseaba poder haberla abrazado un poco más! Después de hoy, no sé cuándo pueda volver a ver su rostro de nuevo porque se irá muy pronto de Chicago. ¿Estará pensando sobre lo mismo ahora? A pesar de eso, aclaré mi mente y respondí con una pequeña sonrisa, tratando de mantener el tono de mi voz, “Seguro”.
Ella entonces me dio una sonrisa tan deslumbrante a cambio de mis palabras que yo tuve que controlarme para no atraerla nuevamente de regreso hacia mis brazos. Desde que el tiempo estaba apremiando, ella me acompañó todo el camino hasta la puerta principal, donde mi chofer estaba esperándome pacientemente.
Para entonces ya me había recobrado, así que puse una cara alegre y le dije, “Una vez más, te deseo un feliz cumpleaños, Candy, y ¡disfruta cada minuto de esta ocasión especial!”
Ella respondió en un murmullo, bajando la mirada, “No es lo mismo sin ti, Albert.”
Me quedé sin palabras momentáneamente. “Por favor escríbeme, Candy”. Eso fue todo lo que puede alcanzar a decir después de eso.
Mientras ella asentía, tomé su mano y la apreté brevemente antes que literalmente, me arrastrara a mí mismo hacia el automóvil. Cuando el auto estaba dando la vuelta, no pude resistir sino girarme para ver cómo estaba ella y noté que todavía seguía agitando su mano hacia nuestra dirección, permaneciendo en el mismo lugar. Me armé de valor para mirar hacia otro lado, desplomándome en el asiento, porque tenía miedo que yo pudiera detener el auto y corriera de nuevo a su lado.
Solo entonces, un fuerte golpe en la puerta me sacudió fuera de mis remembranzas. Dije en voz alta, “¡Adelante!”.
Mi asistente personal, George, entró en mi estudio con un puñado de cartas en su mano. Presioné una mano en mi frente y me quejé, “¡No más cartas por hoy, George!”.
Sus labios se curvaron sutilmente y las depositó sobre mi escritorio. Con una ligera reverencia, él dijo, “Señor William, estas no fueron colocadas en su lugar previamente. Pido perdón por no haberme dado cuenta. Creo que usted necesitará algún tiempo para hurgar entre ellas, así que regresaré después para discutir el plan estratégico con usted para nuestro próximo viaje el día de mañana. Ahora, por favor excúseme”.
Su comentario me dio curiosidad acerca de esas cartas, pero no había nada inusual con ellas hasta que llegué a la última carta. Reconozco en seguida su caligrafía, y no puedo esperar para rasgarla y abrirla.
‘Querido Albert,
Albert! Albert! Albert!
Ah? ¿No debo de llamarte tan fuerte una y otra vez? ¿Dices que me oyes?
Pero estoy tan feliz, tan feliz, y no puedo evitarlo sino llamarte una y otra vez…
Albert, ¡gracias!
…”
Una feliz sonrisa ha encontrado su camino hacia mi rostro. Candy parecía tan feliz… tan despreocupada, y es casi como si pudiera escuchar su voz ahora mismo, diciendo mi nombre una y otra vez con entusiasmo. No hay nada más en el mundo que pueda hacer que mi espíritu se levante de la manera que ella lo hace.
Cuando sigo leyendo su carta, es reconfortante saber que ella estaba muy feliz el día de su cumpleaños acá en Chicago, pero mientras yo he conjeturado esto, ella se quejó de mí. Puedo fácilmente imaginar cómo frunció sus labios poniendo mala cara cuando escribió esto:
‘…
Pero tal vez ahora el hechizo se haya debilitado. Solo pude hablar contigo brevemente.
Estas muy ocupado… Me preocupa tu salud.
También el doctor Martin ha dicho que no te esfuerces demasiado ¿no lo recuerdas?
Me pregunto si la amnesia puede regresar. ¡No quiero que eso suceda!
…’
Luego ella prosiguió y habló de los días cuando nosotros habíamos vivido juntos en el apartamento. Esos días son innegablemente hasta ahora los días más felices de mi vida, aun estando sin un centavo y amnésico. Por su propia iniciativa, ella me tomó bajo su cuidado a pesar de tener problemas personales a que hacerle frente. Nunca me hizo sentir que fuera una carga para ella, y yo nunca cesaré de recordar su bondad hacia mí.
‘…Nunca olvidaré cuando me dijiste que lo compartiríamos todo.’
Dejo salir un profundo suspiro. Algunas veces me pregunto que nos hubiera sucedido si le hubiera revelado mi verdadera identidad mucho antes, dígase antes de mi accidente en el tren o justo después que hubiera recuperado mis recuerdos del pasado.
En una palabra, cuando me di cuenta que sin saberlo me había enamorado de mi hija adoptiva, no me atreví a confesarle la verdad, completamente consciente que mi recuperación significaría el final de mi acuerdo de vivir junto a ella. Por otra parte, su corazón roto estaba todavía incuestionablemente en vías de recuperación de su ruptura con Terry, quien estaba también en aflicción y negación de acuerdo a los tabloides o los periódicos. Así que naturalmente, ella no estaba lista para un nuevo amor, y probablemente la última cosa que ella quería entonces en su vida, era que su tutor estuviera enamorado de ella. Incluso si no confesaba mis sentimientos hacia ella, dejándome al descubierto como su padre adoptivo, corría el riesgo de perder su amistad para siempre.
Por consiguiente, escondiendo mi recuperación, me mantuve a su lado y continué comportándome como su hermano mayor, apoyándola de cualquier forma que pudiera. Incluso le declaré que podríamos compartirlo todo, cosas dolorosas y cosas agradables. En ese entonces lo dije con todo mi corazón. Al pasar los días, mi amor por ella se hizo más profundo a pesar que había estado en constante lucha conmigo mismo, haciéndome la misma pregunta en mi cabeza, ¿qué vas a hacer con ella?, lo que me llevó a la misma respuesta, espera y mira.
Habían pasado meses y una noche me encontré con el hecho que nuestros vecinos habían descubierto que yo no era en realidad su hermano, así que hice un movimiento equivocado. Elegí el camino del escape, desapareciendo de su vida sin decirle toda la verdad y romper mi propia promesa de compartir todo con ella. Desde entonces, he perdido la cuenta de cuantas veces me he arrepentido de esa decisión.
No previne que mi ausencia la haría miserable. Pero el destino nos trajo juntos de nuevo, debido al capricho de Neil. Ella estaba comprensiblemente en estado de shock al conocer mi verdadera identidad, pero exasperada al mismo tiempo. No la culpé por ventilar su frustración sobre mí en ese momento. A pesar de saber que había recuperado mi memoria por mi carta de despedida, había pensado y se había preocupado tanto por mí, dándole como resultado muchas difíciles noches en las que no pudo dormir.
No mucho tiempo después que intervine para suspender su forzado compromiso, un día ella vino para informarme su deseo de regresar al Hogar de Pony. Esa fue una llamada de atención para mí, y si no hacía algo acerca de nosotros, la distancia entre los dos solo crecería con el paso del tiempo. Por lo tanto, me hice a la idea de revelarle mi último secreto. Para mi gran alivio, cuando caminé hacia la Colina de Pony para revelarle que yo había sido su Príncipe de la Colina, ella estaba receptiva y lloró lágrimas de alegría a pesar de estar profundamente asombrada.
Mientras tanto, escucho algunos pájaros piando fuera de las ventanas. ¿Me están invitando a salir? Me levanto de la silla, con paso pesado me dirijo hacia el sillón en la otra esquina para poder terminar de leer el resto de la carta de Candy. No obstante, lo que prosiguió me tomó completamente por sorpresa.
‘Tenía la esperanza que pronto pudieras recuperar la memoria, pero por otro lado también pensaba que no era malo vivir contigo como hermano y hermana después de todo… ¡ahora soy tu hija adoptiva!
En realidad, ¿debiera llamarte “Padre”?
A propósito, ¿cuándo recuperaste la memoria?
…
Tu hermosa hija adoptiva’
“¿Qué? ¿Padre e hija?” Exclamé, horrorizado, y sin perder tiempo me apresuré hacia la puerta y la abrí de par en par, solamente para encontrarme con mi asistente personal de pie, muy asombrado. Al parecer, él estaba a punto de llamar a la puerta ya que su mano aún estaba en el aire. Así que había regresado, pero yo desde luego no estoy de humor para planificar negocios. Por lo tanto, me dirigí a él, “George, necesito algo de aire fresco. Regresaré.”
Sin esperar por su respuesta, salí de la mansión con pasos apresurados aunque todavía no tengo idea que es lo que quiero hacer. Solo sé que no seré capaz de concentrarme en el trabajo por ahora. Lo que no deja de sonar en mi cabeza es la pregunta de Candy, ‘¿debiera de llamarte “Padre”?’
Ahora que ella lo ha preguntado a quemarropa, una pregunta válida en verdad, no puedo esquivarlo más. Nuestra relación adoptiva es bastante complicada ahora, si no absurda o ambigua. Para ser justos, tampoco puedo identificar propiamente quien soy para ella. En primer lugar, nosotros en realidad no nos comportamos como padre e hija. Desde el día que Candy se dio cuenta que yo era su príncipe, hemos estado intercambiando cartas. Ya me ha dicho casi todo acerca de sí misma, ahora es mi turno de demostrar que confío en ella. Le he dado respuestas detalladas sobre sus preguntas acerca de mí, incluyendo mi dolorosa crianza, las personas importantes y acontecimientos pasados y los aspectos importantes de mi vida actual. También he sido honesto y genuino acerca de mis sentimientos en mis cartas, excepto que no he escrito directamente sobre mi amor por ella. Por consiguiente, creo que cada carta entre nosotros nos ha acercado más el uno al otro, y ya no somos simplemente amigos.
Por el momento, me encuentro dirigiéndome con descuido directamente a los establos. Una vez llego allí, puse la silla de montar sobre mi caballo favorito sin tomarme la molestia de cambiarme de ropas. En cuestión de minutos, salgo a montar por el bosque, esperando que el paseo a caballo me haga olvidar los problemas que actualmente aquejan mi mente, aunque sea por momentáneamente.
En poco tiempo, llego al otro lado del lago desde donde puedo ver a la distancia la residencia principal de los Ardley. Sabiendo que he presionado a mi pobre caballo, solo ahora, lo desmonto y dejo que descanse. Mientras él pasta en la hierba, me siento en la orilla, viendo hacia el lago. Estoy más que satisfecho de haber venido aquí. La serenidad de mi entorno alivia mi alma cansada y la espectacular vista ayuda a despejar mi mente.
Mientras contemplo como responder las preguntas de Candy al final de su carta, sus palabras en su respuesta anterior destellan a través de mi mente. Ella prometió que nunca me llamaría “Tío Abuelo” otra vez. También afirmó que nunca me haría soportar algo así porque ahora me sentía más cercano a ella. Así que, ¿por qué se pregunta si debiera llamarme “padre” esta vez?
Para aquellos que desconocen mi historia con Candy, esta es sin duda una pregunta absurda. Estrictamente hablando, yo soy su padre, así que ¿Por qué no puedo darle una sencilla respuesta afirmativa? Pero si lo hago, eso quiere decir que he aceptado mi papel en su vida como su tutor, que sin duda es en contra de mi deseo. Pero ¿cómo reaccionará ella si le digo que “no”? O más específicamente, ¿cómo quiero que ella reaccione?
Además, ella preguntó cuándo exactamente había recuperado mi memoria, lo que implica que desea conocer cuánto tiempo le oculté mi recuperación y posiblemente por qué decidí hacer eso.
De repente, me siento con ganas de nadar en el lago. Está muy caliente en este momento y el agua se ve tan azul como el cielo encima de mi cabeza. De hecho, esta zona aislada con grandes árboles y arbustos solía ser mi escondite favorito desde antes que mi amada hermana, Rosemary, falleciera. Cada vez que me sentía triste o preocupado, venía a nadar en esta parte del lago y muchas veces después de eso me hacía sentir mejor.
Sin embargo, en lugar de chapotear en el agua como solía hacerlo, vacilo esta vez, a pesar que no hay nadie más alrededor. Con todo me quito los calcetines y los zapatos, enrollo mis pantalones y mojo mis pies en el lago que está tibio por el sol que ha brillado sobre él todo el día. Camino más en el agua y la suave brisa golpea mi rostro. Cierro mis ojos para saborear este momento de paz, dejando salir un suspiro de satisfacción. La tensión en mi cuerpo por el duro trabajo de los meses pasados se ha disipado gradualmente. En ese momento, escucho una voz familiar detrás de mí, “Buen clima, ¿no es así, Señor William?”
Doy vueltas alrededor para ver a George dentro de la distancia del alcance de mi oído. Estoy sobresaltado, pero no sorprendido. El me conoce por dentro y por fuera y es más que un asistente personal para mí. Tan lejos como puedo recordar, él ha sido mi amigo más confiable, siempre sabio y comprensivo.
De hecho, antes que mi padre falleciera, le había pedido a George que cuidara de mí como sus últimas palabras. Como en realidad nunca conocí a mi padre, George es la figura paterna más cercana a mí, al igual que Rosemary era una madre para mí.
“George, estoy estresado”. Con eso, cambio mi atención de nuevo al magnífico lago.
Sin decir palabra, mantuvo su distancia de mí. Aunque no tengo ganas de hablar con nadie en este momento, aun así aprecio su compañía. Después de algunos momentos de silencio, se aclara la garganta distintivamente. Mientras le doy una mirada como respuesta, él me habla, “Algo en la carta de la señorita Candy debió molestarle, Señor William.”.
Una amarga carcajada se escapa de mi garganta. George es muy talentoso en su capacidad para intuir los pensamientos de las personas, especialmente los míos. Después de todo, él prácticamente me ha conocido toda la vida, así que en este momento debe darse cuenta que estoy sufriendo por dentro.
No hace falta decir, George vio a través de mí tan pronto como lo había contactado el año pasado, explicándole acerca de mi larga ausencia debido a mi amnesia. Él debe haber sentido que mis sentimientos por mi hija adoptiva habían cambiado drásticamente y a pesar de eso no hizo ningún comentario acerca de mi decisión de seguir viviendo con Candy.
Después que la había dejado y regresé a casa, yo actuaba como si nada hubiera pasado, ocultando mi angustia en público pero sufriendo horriblemente en privado. Pero más tarde, cuando Candy estaba siendo forzada a comprometerse con Neil, George confió en su instinto y desobedeció mis órdenes, dándole instrucciones en donde encontrar al Tío Abuelo William en Lakewood.
Por lo tanto, gracias a George, pude reunirme con Candy, y un día después sucedió que pude ver el dibujo infantil que ella había hecho. Había intentado hacer un dibujo de mí porque había querido buscarme después que desaparecí. Me gustó tanto ese dibujo que lo puse en exhibición en mi oficina, y mi normalmente reticente asistente personal comentó acerca de éste con una expresión seria en su rostro, “Podría ser una invaluable obra de arte”.
Así que no tengo ninguna duda que George comprende con lo que he estado luchando por meses y meses. Sin embargo, por alguna razón, nunca le he confiado algo relacionado a mi amor por Candy. Él tampoco nunca ha abordado el tema hasta hoy. Mientras busco la manera de responder a su pregunta, él pregunta discretamente, “¿Está pensando en escribir una respuesta a la señorita Candice antes que partamos a Sao Paulo el día de mañana?”
Libero un suspiro de aprehensión y en este momento resuelvo a abrirme, “No sé qué escribir… sin herir mis propios sentimientos…”
El arquea sus cejas ante mi franqueza y continúo, “Ella me preguntó si debería llamarme ‘padre’, y sentí como que un cuchillo se hubiera hundido en mi corazón cuando leí como ella finalizó su carta, dirigiéndose a sí misma como mi hija adoptiva. No creo que ella haya querido provocarme, y que incluso pueda ser una broma, pero no lo puedo tomar a la ligera en estos momentos.”
Sus labios se contraen por una fracción de segundo, y aparentemente George ha perdido sus palabras, cosa que rara vez ocurre. Ninguno de nosotros puede negar el hecho que yo adopté a Candy hace mucho tiempo, y él fue quien se hizo cargo de ejecutar mi orden.
Luego murmuro en tono pensativo, “Me gustaría poder posponer el largo viaje de negocios e ir al Hogar de Pony para hablar con Candy cara a cara. Sin embargo, ¿Qué voy a decirle?”
Si le digo que la amo, ¿Cuál va a ser su reacción inicial? ¿Se echará a llorar o colapsará de la risa? ¿Es posible que ella no haya dejado de tratarme como su hermano? Mencionó en su carta que no era malo vivir como hermano y hermana, así que ¿quiere que volvamos a esa etapa? Espero que no. O peor aún, ¿Ha empezado a considerarme como su tutor?
Después de algunas consideraciones, George recobró su compostura y comentó pensativamente, “Señor William, creo que es hora de aventurarse en el agua”.
Incapaz de entender lo que dijo, arqueo una de mis cejas con curiosidad. Pregunto, “¿Qué quieres decir, George?”
“¿Qué le hizo vacilar antes? Usted siempre ha gozado nadar, Señor William”.
Me dejé ir con una excusa válida después de emitir otra amarga carcajada, “No soy más el mismo chico… con todas estas cargas que me agobian hoy en día”.
Entonces me paro fuera del agua para acercarme a él, y él responde, mirándome, “Algunas veces usted necesitará aventurarse… para salir de su zona de confort”.
Permanezco en silencio mientras su analogía penetra en mí. Luego señala, “Tal vez la señorita Candice desea conocer cómo se siente usted”.
“¿Cómo me siento acerca de qué?” Sigo rápidamente, parándome ahora junto a él.
Su expresión es muy tranquila, escogiendo sus palabras cuidadosamente, “Lo que realmente está pasando en su relación con ella.”
Su respuesta directa me parece como un golpe en la cabeza. ¿Será cierto que ella haya hecho esas preguntas porque no está segura acerca de nuestra relación, insegura de cómo me siento por ella o insegura de ella misma?
Puedo sentir como se frunce el ceño en mi rostro, y escucho que él añade, “La señorita Candice estaba eufórica cuando la recogí en Lakewood después de conocer su verdadera identidad, Señor William. Ella no dejó de hablar y hablar todo el camino de regreso a Chicago, constantemente luciendo una sonrisa en su rostro. Nunca la había visto tan feliz.”
Así que me burlé de mí mismo con una sonrisa en mis labios, “Porque ella pudo conocer finalmente al misterioso anciano que la adoptó hace muchos años.”
Me mira, imperturbable, y pocos segundos después me dice de manera enigmática, “Creo que usted sabe mejor que nadie que esa no es toda la verdad, Señor William.”
Una vez dicho esto, se inclina ligeramente y dice, “Por favor, perdóneme si me he entrometido en su vida privada.”
“No, no, para nada,” Le respondo y niego con la cabeza. “¡Debo darte las gracias por tu invaluable consejo! Me siento mucho mejor ahora que he hablado contigo.”
Su boca se curva en una dócil sonrisa ante mi comentario. Aunque no estoy exactamente seguro de lo que está pasando entre Candy y yo, no hay duda que nuestra relación se está haciendo aún más fuerte. Siento una fuerte conexión con ella, y ella es la única mujer con la que deseo compartir mi vida. Así que, como hombre, debería moverme hacia delante para averiguar si ella tiene los mismos sentimientos. Sin embargo, primero debo tomar tiempo para pensar más a fondo porque la última cosa que deseo es herir sus sentimientos otra vez. No puedo darme el lujo de cometer otro error que perjudique nuestra relación.
Por otro lado, George y yo debemos prepararnos para el importante viaje de mañana, así que este no es el momento adecuado para reflexionar que es lo que siguiente a hacer con Candy. De hecho, ahogarme en el trabajo tal vez no sea una mala idea por el momento. Así que le digo a George, “No tiene sentido analizar su intención en la carta ahora, George. Regresemos juntos. Hay toneladas de trabajo que deben hacerse.”
Su aspecto es una mezcla de perplejidad y alivio, y sin embargo asiente en señal de comprensión sin hacer más comentarios. “Me reuniré con usted en su estudio más tarde entonces, Señor William.” Así que vuelve a su auto al otro lado de la carretera.
A pesar que nuestra planeación estratégica va muy bien, debido a la enorme cantidad de trabajo y la escasez de tiempo, tomamos la cena en mi estudio. Trabajamos hasta altas horas de la noche, y George descansa en su usual cuarto de visitas mientras yo me dirijo a la habitación principal. Debemos dormir un poco antes que nos embarquemos al largo viaje por la mañana.
Desafortunadamente, después de estar acostado por algún tiempo en mi cama, parece ser que no puedo ponerme en modo de sueño. Mi mente vuelve automáticamente a la carta de Candy cuando estoy a solas, y mi cabeza está llena de interrogantes acerca del estado de su mente cuando estaba escribiéndome.
Ella comenzó esa carta con gran ánimo, dándome las gracias por los regalos y hablando acerca de otras cosas. ¿Qué le hizo preguntar cómo se suponía que debía dirigirse hacia mí? ¿Estaba bromeando? O ¿Estaba George en lo correcto que estaba confundida o incluso perturbada y quería que yo le aclarara cual era mi papel para con ella?
Después de dar vueltas en la cama un poco más, la luz del brumoso amanecer comienza a filtrarse por mi habitación, y me doy cuenta que no tiene sentido intentar dormir ahora. No debería mantenerla esperando por más tiempo, así que me deslizo fuera de la cama, me siento en mi rincón para escribirle mi respuesta. Después de haber hecho varias bolas de papel, finalmente estoy satisfecho con mi breve carta aunque he respondido solamente su primer pregunta.
‘Candy,
Deja que te diga una cosa. ¿Pero no me habías prometido que no iba a tener que soportar más obligaciones?
¡¿Padre?! Y ¡¿hermosa hija adoptiva?!
Cierto, eres bellísima… ¡quizás! (¿Cómo te lo has tomado?) A todos los efectos eres mi hija adoptiva.
Lo había olvidado. Me sorprendió tener una hija adoptiva a pesar de ser tan joven y además soltero. El término “hija adoptiva” para mí es algo insoportable. Aunque no lo veas, soy un tipo sensible. (¡Por favor, no te rías!)
Ahora, estoy partiendo hacia Sao Paulo. Te escribiré nuevamente cuando haya llegado.
Por favor dile a los chicos del Hogar de Pony: “He hecho simplemente lo que se espera de un padre adoptivo.”
¡¿Padre adoptivo?!
Maldición, al final lo he dicho yo solo…. Cuídate y salúdame a los chicos.
Albert.’
¿Acaso me había olvidado realmente acerca del hecho que yo era su tutor? No, en absoluto. Ojalá pudiera. Solo es mi forma indirecta de decirle a Candy que no me recuerde eso de nuevo. En realidad, cada vez que esto reaparece en mi mente, empujo ese sombrío pensamiento hacia afuera, tratando de no pensar en ello porque tan solo me aflige.
La verdad es que ni una sola vez la he tratado como mi hija, incluso antes de mi accidente. Candy era una niña a la que había querido ayudar; ahora es una dama, y yo aún soy soltero por el amor de Dios. Sin embargo, no voy a revertir la adopción a no ser que tenga una razón de peso. Es decir, que ella corresponda a mi amor. Incluso si no lo hace, no la voy a abandonar porque mientras a ella no le importe, yo quiero ser parte de su vida, amándola a la distancia como su supuesto padre adoptivo. Por lo tanto, he determinado que no importa lo que nos suceda, no voy a repetir el error de dejarla otra vez.
Mientras pongo mi nota cuidadosamente dentro de un sobre, me pregunto cómo se irá sentir Candy cuando lea esto. Estará decepcionada y se quejará “¿Eso es todo?” De todos modos, esto es lo mejor que puedo hacer antes del viaje y voy a tener que pensarlo más seriamente antes de volver a escribirle. Al menos ella podrá ver que no quiero que me considere como su padre adoptivo a pesar del hecho que legalmente lo soy.
Ahora que el sol ha salido, mejor me doy una ducha rápida para refrescarme, preparándome para el tedioso viaje de negocios. George y yo hemos planeado todo para optimizar nuestro tiempo en orden de obtener el máximo beneficio del viaje y yo he anticipado una agenda apretada por delante.
Después de nuestro desayuno, paso por mi estudio para recoger mi maletín. Sin embargo, de repente me doy cuenta que uno de los importantes documentos de viaje no lo tengo. Procurando no entrar en pánico, procedo a hurgar en varios cajones. No me toma mucho tiempo localizarlo, pero una vez lo encuentro, también veo el diario encuadernado de Candy en el interior, aquel que ella dejo bajo mi cuidado antes que se fuera de Londres. En aquel entonces quería que su Tío Abuelo William lo leyera y así pudiera entender por qué dejó el Real Colegio San Pablo tan abruptamente.
Inmediatamente todo tipo de imágenes y recuerdos sofocan mi mente, lo que causa que cierre el cajón con fuerza, como si pudiera ahuyentar los pensamientos perturbadores. Mientras me quedo de pie frente a mi gabinete, mi corazón late en mi pecho y me obligo a calmarme respirando profundamente algunas veces.
Al ser su tutor, he leído su diario, según su deseo, mientras estaba en África, y su gratitud por mí era evidente, pero no podía ver sus razones para dejar el colegio hasta que llegué a la última página. Semanas después de eso, recibí unas cuantas cartas más de Candy a través de George, y en una indicaba que se había matriculado en una escuela de enfermería. Por lo tanto, escribí una carta a George para pedirle le hiciera llegar mi mensaje a Candy, diciéndole que respetaba su decisión para encontrar su vocación en la vida y recordarle que siempre sería una Ardley, a pesar que quería mantenerse por su cuenta. [1]
En realidad, yo estaba influenciado por las cartas de Candy en esos días. Incluso en África, estaba protegido por el personal de los Ardley tanto que no había tenido problema en encontrar una vivienda o un trabajo. Ellos estaban allí para mantener una vigilancia en caso necesitara ayuda. La idea que yo no podía hacer nada por mí cuenta me atormentaba todo el tiempo. Su presencia solo indicaba que nunca podría ser independiente, y fue en ese tiempo que me conseguí liberarme de ellos. Así que empaqué algunas de mis pertenencias junto con el diario y las cartas de Candy y se las envíe al personal de los Ardley en África.
En fin, sé muy bien lo que hay dentro de este diario. Además de encontrar su camino, Candy se dirigió a América para buscar a alguien muy especial para ella. Había escrito la verdad, e incluso ahora, todavía recuerdo claramente la forma como expresó sus sentimientos por Terry en su escritura.
¿Cómo voy a olvidarlo? Cuando vivimos juntos como hermanos, me contó todo acerca de su pasión por él. No vi venir que yo mismo finalmente iba a enamorarme de ella.
Justo en este momento en particular, por fin entiendo que es lo que me ha hecho resistirme a entrar en lo desconocido con Candy. Hasta el momento, no me atrevo a preguntarle directamente si ya se ha recobrado de su antigua relación, incluso después de saber que no se quedó con Terry en Rockstown como yo había predicho. Muy en el fondo, temo que una vez traiga a colación este tema tan delicado, voy a perder lo que hay entre ella y yo, dejándonos con cicatrices emocionales que están más allá de la reparación.
En ese momento, escucho el suave llamado en mi puerta que se encuentra abierta. Rápidamente coloco el documento en mi maletín y giro la cabeza hacia un lado, viendo a George. “Vamos, George. Tenemos un tren que tomar.”
Continuará…
Nota:
[1] En CCFS, cuando Candy estaba estudiando en la escuela de enfermería, recibió una carta de George indicando que el Señor William había recibido muchas cartas de ella. Ellos respetaban sus decisiones, incluyendo se matriculara en la escuela de enfermería de Mary Jane y su deseo de mantenerse por su cuenta.
Nota de la autora:
Espero que hayan disfrutado tanto leyendo así como yo he disfrutado escribiendo. Gracias otra vez a la fan de Albert que me dio las ideas acerca del diario de Candy. Ambas creemos que Albert leyó su diario mientras estuvo en África ya que Candy dejó el colegio en el otoño (hojas estaban cayendo por doquier) y regresó al Hogar de Pony en un día de invierno (nevando fuertemente). Entonces se matriculó en la escuela de enfermería en la primavera y de acuerdo al manga, recibió un regalo y una nota de parte de George cerca de su cumpleaños en Mayo, informándole que el Señor William apoyaba su decisión. De acuerdo a CCFS, Albert no se fue de África hasta poco antes del estallido de la guerra (verano 1914).
El resto de la historia es mi imaginación. La línea de tiempo en CCFS es un poco confusa, así que escribí principalmente basada en mi propia interpretación del epílogo de CCFS. Albert le revela a Candy que él es su príncipe en la primavera después que ella regresó a vivir al Hogar de Pony (noten que esto es diferente al manga donde él lo hace el día que ella regresa al Hogar de Pony). Más tarde ese mismo año, Albert va al Hogar de Pony y lleva a Candy a Lakewood.
Para aquellos que están familiarizados con las cartas del epílogo de CCFS, habrán notado que parafraseé algunas oraciones para hacerlas mas coherentes. Si ustedes desean leer la traducción en inglés hechas por fans de estas cartas, por favor siéntanse en la libertad de contactarme. Gustosamente les puedo proveer los links.
Si les agradó la historia, no olviden dejar sus comentarios.
Estoy empesando a leer esta historia y me engancho!!!
Muchas gracias por leer!!! 😀
Gracias a ti por escribirla 🙂
Gracias Victoria! 😀